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Opinión #Opinión

El duelo más difícil

Duelar al narcisista.

La vida transcurre con todos los condimentos y vaivenes, hasta que en un momento parecería que los planetas se alinean y que Dios existe. Cuando una persona encuentra a su “alma gemela”.

 

 

Inimaginable suponer que se está entrando al Ciclo de Abuso Narcisista. Y que aquel ser que la persona está conociendo, es un personaje hecho a la medida de los sueños y deseos de la víctima. ¿Cómo duelar la pérdida de una relación que nunca existió? ¿Se puede elaborar el duelo de una persona que no existe y que, como dijimos nunca existió? Lo primero que tiene que entender una víctima de manipulación patológica es que la persona a la que extraña, por la cual sentía tanto amor, con la que tenía tantos proyectos e ilusiones, nunca fue real.

 

 

No se trata de una relación en la cual hubo un desgaste y se acabó el amor. Tampoco se trata de dos personas que crecieron en un camino con senderos que se bifurcaron y ya no tienen cosas en común. Lo que mostraba el narcisista en la fase del bombardeo de amor era una farsa. Los narcisistas no tienen doble personalidad, poseen una sola que es la auténtica y a la cual camuflan y maquillan de modo cosmético para poder seducir, manipular y encantar a sus víctimas. El maquillaje es una máscara que esconde una personalidad fraudulenta. Es la visión cosmética de la relación, la que lleva a la víctima a decir “lo amo” “lo extraño”. Pero, ese ser no existe, nunca existió y jamás existirá. La supuesta “alma gemela” era un fraude.

 

 

Lo que sí era real era el amor que la víctima sintió por el narcisista. Eso fue real y esto dificulta la comprensión de que depositó su corazón en un personaje fraudulento, viviendo una verdadera estafa emocional.

 

 

Lo que tiene que comprender la víctima es que no se puede perder lo que nunca se tuvo. Este es un duelo del orden de la falta, no es un duelo de una pérdida.

 

 

“No se está perdiendo a nadie y lo que se pierde esta buen perdido”, bienvenida esa pérdida. El duelo será por la ilusión. El dolor es por el engaño, la manipulación y por lo siniestro de entender que todo era mentira.

 

 

Se llora por la traición.

 

 

Algunas personas extrañan el anillo en el dedo anular, les duele no tener la foto de la familia que soñaron, la identidad que les daba pensar que estaban en pareja.

 

 

Las víctimas sufren por la pérdida de la imagen social que proyectaban, cuando pensaban “que no estaban solteros”. Aunque con su pareja narcisista nunca tuvieron un vínculo de verdadera intimidad.

 

 

El duelo no es de la relación.

 

 

La pena de amor es por uno mismo, por no haber construido una intimidad genuina y tener que duelar la parte de uno que muere con la caída de la ilusión.

 

 

La víctima siente que dio todo lo que tenía y es normal que piense que nunca más va a poder estar con alguien. Cuando se acepta que este duelo es por la falta y no por la pérdida, se empieza a experimentar cómo se abren nuevas posibilidades.

 

 

“Sacarse a un narcisista de encima” es la mayor liberación que le puede suceder a un ser humano. Jamás se podría imaginar que las lágrimas derramadas luego del descarte son por el amor que desea tener; pero que nunca estuvo ni estará en un vínculo con el manipulador patológico.

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