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Opinión #NuevoDiseño

¿Y la "negrita" de Blancaflor? Amasando errores de marketing por un falso tamiz ideológico

La marca pionera en comercializar harina leudante en Argentina quitó de su paquete la ilustración de una cocinera negra por supuestas críticas por racismo.

 

Blancaflor salió al mercado en 1956 y desde entonces tuvo la imagen de una sonriente cocinera “no blanca”, con manos de cuatro dedos, sobre un fondo rojo y un sombrerito tipo chef que todos hemos visto e incluso consumido. A mí me retrotrae a la casa de mi abuela, por ejemplo.

 

En pleno auge de reinterpretar todo y en una mala decisión de marketing Blancaflor modificó el diseño de su tradicional paquete celeste quitando a la cocinera de tez oscura y ubicó a su tradicional logotipo dentro de un palo de amasar, al que a su vez, sumó una foto de manos (no negras) batiendo harina dentro de un bowl. No es ironía quitaron un personaje no blanco para poner manos no negras.

 

En este exceso de corrección política en el que vivimos cabe preguntarnos si ciertas cosas no son un exceso inútil e incluso si no son una contradicción de cara a aquello que quiere comunicar la marca con este cambio. Y por último y no menor: ¿ahora es un mejor producto? porque finalmente estamos comprando harina leudante, no una declaración de derechos de la ONU.

 

Pero han surgido voces contrapuestas, por un lado quienes apoyan esta movida resaltan el fin del racismo y el machismo, guau!! Como si ello acaso fuera tan fácil.

 

Quienes así piensan caen en la paradoja de sostener que por que es no blanca y tener uniforme de cocinera, es una "empleada" o incluso peor, una esclava.

 

¿Acaso una mujer negra no puede cocinar? Y si es negra, ¿necesariamente es esclava o empleada doméstica? ¿Acaso en pleno empoderamiento la “negra Blanca” no puede ser una empoderada emprendedora gastronómica? ¿En qué quedamos? ¿Por ser de tez oscura no cocina? ¿Por ello no puede ser una excelente chef? ¿O eso solo está permitido cual apartheid a la mayoría no negra europeizante?

 

¿Es necesario acaso incurrir en semejante rulo discursivo para de paso entrar en un grotesco error de branding? Por supuesto que no.

 

Resta saber, en primer lugar, cuántas eran esas quejas realmente y cuántos de los que se quejaron compraban harina leudante NONEGRAFlor para amasar y cuántos por este cambio adoptaran esa marca en lugar de la que compraban. Intuyo que pocos.

 

El riesgo al hacer un cambio de imagen es que resulte dificultoso encontrar el producto en la góndola sin su tradicional y distintivo emblema, tal como sucedió cuando la famosa bebida cola sacó una etiqueta verde. ¿Cuánto duró?: poco.

 

Pero lo que más preocupa es que aquellos que protestan contra la discriminación son quienes proyectan en una mujer negra una esclava o una empleada doméstica, esos realmente tienen un problema que no se soluciona cambiando el logo. Ni hablar de la ironía que la marca se llama Blancaflor, quizás el nombre del personaje en cuestión.

 

Ahora bien, la marca toma el riesgo de salir al ruedo con un cambio que no le traerá ningún provecho, le quitara culpa en algún caso. Por otro lado, es probable que deba volver a la imagen anterior por una baja en las ventas producto de perder visibilidad en la góndola, millones de pesos invertidos en marketing para un fugaz e insulso golpe snob.

 

En síntesis un dibujito de una mujer no blanca, que quizás se llama Blanca y es de tez negra sale de un packaging y es reemplazado por un par de manos blancas, tremenda discriminación. Más engrudo imposible.

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