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Opinión #Opinión

En Nigeria no llueve, caen lágrimas

Un nuevo crimen de lesa humanidad sacude a Nigeria bajo la mirada de la O.N.U. que cierra sus oídos y ojos a los lamentos de esta nación africana.

Desde los albores del siglo XXI, Nigeria se ha visto sacudida sin cesar por una violencia que era desconocida para aquel país. Un grupo integrista islámico denominado Boko Haram (Grupo de la gente de la Sunnah para la Predicación y la Jihad) que juró lealtad a ISIS ha tratado de establecer un califato conquistando grandes porciones territoriales del norte predominantemente musulmán; amenazando con extenderse al resto del país imponiendo sus ideales a sangre y fuego.

 

 

 

Boko Haram ha sumido a Nigeria en una guerra civil difícil de controlar: Atentados con decenas de muertos, asesinatos masivos de poblaciones cristianas, secuestros también masivos de mujeres para ser utilizadas como esclavas sexuales, conversiones forzosas y quemas de aldeas. Incontables violaciones a los derechos humanos que horrorizan hasta a las personas más frías y ataques sin fin a las fuerzas del orden, han marcado casi dos décadas de la historia de este país.

 

 

 

Los ataques de este grupo contabilizan desde el 2004 más de 27.000 muertos, y 2.000.000 de desplazados internos que han tenido que abandonar sus aldeas ancestrales perdiendo granjas, animales y sus pocas propiedades convirtiéndose en refugiados que precisan de la ayuda humanitaria internacional para sobrevivir. 

 

 

 

También sus vecinos Níger, Chad y Camerún se han visto arrastrados a esta guerra civil que no tiene vistas de fin en el horizonte y solo promete más sangre, lágrimas y que ha provocado más de 700.000 refugiados, expulsados de las regiones fronterizas con Nigeria. Aunque desde el año 2015 y gracias a la intervención de fuerzas paramilitares enviadas por Rusia bajo el paraguas de la famosa unidad “Wagner”, utilizada por este país en varios conflictos contra ISIS, lo que sumado a la participación de contratistas privados ex-militares proporcionados por el gobierno de Sudáfrica que actualmente también combaten en Mozambique han hecho que el gobierno de Nigeria haya podido estabilizar parcialmente el avance terrorista, recuperando ciertos territorios fronterizos del Norte del país.

 

 

 

Boko Haram sigue siendo un enemigo fuerte y poderoso que no ha podido ser vencido. Esto sucede debido al apoyo de la población local, que ve en este grupo un modelo de gobierno que le permita vivir bajo cierto tipo de imperio de la ley representada en este caso por el orden religioso de la Sharia musulmana. A esto tenemos que sumar la tragedia del abandono económico y social por parte de un estado inexistente y corrupto en un territorio rico en recursos naturales, complementada por la falta de infraestructura en una topografía selvática que hace difícil el control territorial; lo que le permite a este grupo radical que ha reemplazado en forma definitiva el modelo de emancipación laico revolucionario que proponía el comunismo durante mediados del siglo XX, obtenerel control territorial de ciertas partes de Nigeria.

 

 

 

Para detallar la tragedia del país y su población dándole una perspectiva humana a lo que allí acontece, detallaremos uno de los últimos hechos ocurridos durante estas semanas a pesar de haber sido ignorado por la prensa mundial:

 

 

 

Esto es lo que ocurrió el Viernes 11 de Diciembre en la ciudad de Kankara situada en la Provincia de Katsina, en el Norte de Nigeria. Cuando un grupo armado con fusiles AK-47 comenzó un asalto contra los muros del  Colegio Dormitorio Gubernamental de Ciencia y Tecnología de aquella ciudad ,aproximadamente a las 21:00.

 

 

 

Los terroristas ingresaron y recorrieron cada uno de los salones y dormitorios concentrando a todos los estudiantes en el patio general del colegio para luego hacerlos marchar hacia la selva donde los esperaban vehículos y motos, para luego desaparecer. Mientras testigos aseguran haber informado a las autoridades con antelación sobre una columna de insurgentes armados dirigiéndose a la ciudad, acusan al gobierno de no haber sabido tomar los recaudos necesarios para evitar este ataque.

 

 

 

El estado de indefensión es tan grande que no hay a la fecha, estimaciones ciertas sobre la cantidad de secuestrados y alumnos que había en el colegio al momento del hecho. Se estima que sobre una población de 800, entre 400 y 600 hayan sido tomados como rehenes de Boko Haram. 

 

 

 

La única respuesta de las autoridades educativas ha sido que ellos esperan que aún retornen algunos alumnos que hayan podido fugarse de su cautiverio o que hayan podido escapar al bosque trepando los muros perimetrales mientras transcurría la operación terrorista. Debido a las protestas de los padres que esperaban noticias sobre sus hijos, las autoridades locales, sobrepasadas por la situación; ordenaron a la policía la utilización de gases lacrimógenos y balas de goma para dispersar a la multitud.

 

 

 

Mientras tanto, la policía de Nigeria expidió un comunicado en el que expresa que están trabajando con las autoridades escolares para saber a ciencia cierta el número real de desaparecidos o secuestrados y que se encuentran realizando operativos de búsqueda y rescate. Esta no es la primera vez que una de tragedia de semejantes proporciones ocurre. Recordando que en el año 2018 el grupo Boko Haram secuestraba a 100 niñas de un colegio del norte de Nigeria en la Ciudad de Dapchi y en el año 2014 un grupo de 270 niñas que terminaron como esclavas sexuales eran secuestradas de una escuela de otra ciudad. Estimándose según ACNUR, en al menos 2.000 las niñas secuestras de colegios o pueblos que han corrido la misma suerte.

 

 

 

Por eso nos preguntamos por qué, a pesar de tanto dolor, muerte y atrocidades producidas por este conflicto que parece ser eterno, la prensa mundial y los organismos internacionales que fueron creados para defender los derechos humanos, están inmersos en una agenda totalmente politizada y sesgada; pero no tienen ni siquiera una lagrima para derramar.

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