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Opinión

Yolanda Aranda, cuestiones de familia y la estrategia de la difamación

La Defensora del Pueblo de la ciudad de La Banda y su esposo están severamente cuestionados por gravísimas irregularidades. La única defensa que ejerció la funcionaria pública fue intentar desacreditar a este periodista.

Agrandar imagen La nota por el cual es esposo de Aranda solicita el pago al Departamento Ejecutivo.
La nota por el cual es esposo de Aranda solicita el pago al Departamento Ejecutivo.

La Defensora del Pueblo de la ciudad de La Banda, Yolanda Aranda y su esposo, Raúl Alamaraz, están severamente cuestionados por gravísimas irregularidades. La única defensa que ejerció la funcionaria pública fue intentar desacreditar a este periodista.

 

Para ello utilizó su cuenta en la red social Facebook, pero en su descargo, más allá de acusar pagos espurios que no existieron y permitir calumnias e injurias olvidó explicar el eje del artículo publicado en exclusiva por Nuevo Diario y que desató el escándalo.

 

Ante la evidencia de las pruebas que constan en Fiscalía Municipal, Aranda y sus seguidores no tuvieron más remedio que el derrotero innoble del traslado de la culpa, faltar a la verdad e intentar erigirse en el pedestal de víctima.

 

Lo cierto es que el Concejo Deliberante puede que envíe a una Comisión de Juicio Político las actuaciones que girará esta semana Fiscalía Municipal. Porque Aranda, también omite decirlo, fue denunciada por extorsión y coacción agravada.

 

Cruzar camiones en la vía pública y presionar a empleados y funcionarios municipales “para conseguir cargos para su familia”, según se denunció, no parece una actitud precisamente democrática ni proveniente de una “víctima inmolada”.

 

Aranda pretende politizar y polemizar donde no hay partidismos. Su “negocio” es el del engaño y el ardid. Llegó a escribir que no tiene prensa y que este Multimedio jamás le realizó una entrevista.

 

A modo de ayuda memoria:

 

“La defensora del Pueblo se refirió a la situación del transporte en su ciudad: ‘Estamos en mano de matones’, dijo Aranda”.

 

Le fue realizada por este periodista y sus compañeros de trabajo y no es una entrevista precisamente “palaciega” ni que haya beneficiado al Departamento Ejecutivo Municipal de la gestión de Pablo Mirolo.

 

Pero, “miente, miente que algo quedará. Cuanto más grande sea una mentira más gente la creerá”. No creo que Aranda sepa que alguna vez un jerarca nazi que se llamó Paul Joseph Goebbels justificaba el genocidio de Adolph Hitler y asesoraba con frases como esta al asesino más carnicero que conoció la historia de la democracia en Alemania.

 

Pero, de aplicar el apotegma, lo está haciendo. "Miente, miente que algo quedará".

 

Ni víctima ni inmolada. No. La señora Aranda y su esposo, el caballero Raúl Almaraz deben rendir cuentas por su accionar.

 

Ella por ceder el cargo a su marido durante sesenta días. Para el que no fue electo. Por cruzar camiones en la vía pública y amenazar a empleados y funcionarios comunales, también. Por extorsión y coacción, según consta en la denuncia radicada en la Justicia del Crimen.

 

Él por asumir el cargo de defensor del pueblo “ipso facto” y pretender que el Municipio le abone los haberes.

 

A modo de conclusión:

 

Después del breve memorial expuesto y del que tomarán intervención tanto el Concejo Deliberante de la ciudad de La Banda como los estrados judiciales pertinentes...

 

El hecho de que según sus aplaudidores en redes sociales este periodista sea innombrable, muy malo, pésima persona... que haya declarado como testigo —e insisto, testigo— dos veces en la causa Dársena... que "merezca" las difamaciones que tolero a diario...

 

Señora Yolanda Aranda... mis condiciones personales, ¿la pontifican, dictaminan su falta de responsabilidad en los hechos aludidos?, ¿la excusan de su accionar?.

 

Será Justicia, dicen. Y espero que así sea.

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