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Opinión

De Domingo

Un domingo más de los que todavía tiene la vida. Una sumatoria de domingos es la vida. Por medio de los domingos se calcula y se sopesa la vida, aquí, en Santiago del Estero.

Tu rostro lejano, tan lejano, es la única metafísica que conozco, ¿sabes? Es un día domingo de julio, ¿sabes? Un domingo más de los que todavía tiene la vida. Una sumatoria de domingos es la vida. Por medio de los domingos se calcula y se sopesa la vida, aquí, en Santiago del Estero.

 

Lo remanente: intentar aglutinar todo el amor posible en la caída de la tarde. No me lo explico, tal vez nunca me lo explique.

 

Los vasos vacíos dormitan sobre un mantel bordado por mi madre, sobre la mesa despoblada.

 

Ya no queda nadie en la casa, es decir que quedo yo solo escribiendo esta carta. Éste no es un domingo santiagueño de hoy, es un domingo santiagueño del ayer; se escucha a los lejos el último bandoneón y, al unísono, un tremendo ketuví ensaya su penúltimo grito de la tarde. El sol aparece y a la vez desaparece sin la aurora boreal de los lapachos y es muy posible que yo no sepa qué hacer. El decaimiento volcánico de las parrillas invita a la ilusión o al sueño. Restos de empanadas, alguna lágrima furtiva, la soledad.

 

El silencio es total, como si hubiera muerto. Gritame por mi nombre desde la otra cuadra, gritame por mi nombre desde el otro lado del mar, gritame por mi nombre que tengo miedo.

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