Es la Semana de los Estudiantes, la ciudad Capital y La Banda se ven alborotadas por una masiva presencia de adolescentes que buscan diversión. Y eso no es malo, siempre que se haga respetando las normas. Allí debemos involucrarnos todos, los adultos en su condición de padres, tíos, padrinos, abuelos, hermanos mayores y aunque no lo quieren muchos entender, los comerciantes, aquellos que se dedican a la venta de bebidas alcohólicas.
No está permitido vender alcohol a menores de edad y no es opcional, ni tampoco se puede especular con esto. Así lo establece la legislación en vigencia y quienes violen estas disposiciones deben ser sancionados con el máximo rigor posible. Y lo que se pide a gritos son sanciones ejemplificadoras, sin distingos, ni dilaciones.
El control del Estado en manos de áreas específicas como la Dirección de Calidad de Vida de los Municipios o la División Prevención del Alcoholismo de la Policía Provincial es fundamental pero no alcanza. El esfuerzo de ONG´S como el Proyecto Padres es valorable pero insuficiente.
O somos todos los que nos comprometemos en esto o tendremos que seguir informando sobre la existencia de menores alcoholizados -hasta las 22.30 de hoy 60 reportados- en una estudiantina que fue la primera de muchas que se irán dando esta semana.
Los hijos son responsabilidad primaria de sus progenitores, más aun siendo menores de edad. Lo primordial es no mirar para el costado. O nos hacemos cargo o podemos lamentar las consecuencias.
