El suministro eléctrico fue restablecido casi en su totalidad en España y Portugal durante la madrugada de este martes, luego de que ambos países enfrentaran uno de los apagones más masivos y prolongados de las últimas décadas en Europa. El corte afectó a millones de personas, paralizó el transporte público, colapsó los sistemas de telecomunicaciones y bancarios, y obligó a miles a pasar la noche en refugios improvisados, en medio de la incertidumbre.
Según informó Red Eléctrica, el operador de la red española, a las 7:00 de la mañana del martes más del 99% de la demanda energética había sido restaurada. En Portugal, la empresa REN anunció que todas las subestaciones eléctricas estaban operativas desde la noche del lunes. Sin embargo, el caos generado por el apagón aún se sentía en la rutina diaria de millones de ciudadanos.
Transporte colapsado y refugios improvisados
La interrupción dejó fuera de servicio el sistema de subterráneos, los trenes de cercanías, cajeros automáticos, semáforos y redes móviles, desatando una situación crítica en las principales ciudades. En Madrid, el metro fue restablecido parcialmente el martes con un 80% de funcionamiento en hora pico, mientras que en Barcelona, aunque el subte funcionaba con normalidad, los trenes de cercanías seguían suspendidos por “inestabilidad de la tensión”, según Rodalies Catalunya.
Durante la noche del lunes, grandes áreas urbanas quedaron sumidas en una oscuridad total. En la capital española, vecinos reportaron apagones prolongados; en Barcelona, las torres de la Sagrada Familia permanecieron a oscuras. En muchos barrios donde la energía regresó, los residentes aplaudieron desde los balcones en señal de alivio. Aun así, miles de personas durmieron en estaciones, aeropuertos y centros deportivos reconvertidos en albergues de emergencia.
Sin comunicaciones ni efectivo
La caída de los servicios de internet y telefonía móvil llevó a que la radio se convirtiera en la principal fuente de información. Las radios a pilas se agotaron en supermercados y ferreterías, mientras los ciudadanos compartían noticias de boca en boca.
En supermercados que operaban gracias a generadores, las largas filas para comprar productos básicos como velas, agua y alimentos no perecederos se volvieron una postal repetida. La mayoría de las compras se hacían en efectivo, ya que ni los cajeros automáticos ni las aplicaciones bancarias estaban operativas.
“Tuve que romper la hucha de los chicos para conseguir algo de efectivo. Ni los cajeros ni la app del banco funcionaban”, relató Héctor Emperador, vecino de Barcelona.
Riesgo sanitario y sistemas colapsados
El impacto en el sistema de salud también fue significativo. Pacientes que dependen de máquinas de diálisis, insulina refrigerada y otros equipos eléctricos vieron comprometida su atención. Algunos hospitales funcionaron con generadores, pero otros reportaron fallos críticos.
En el aeropuerto de Lisboa, viajeros permanecieron varados durante horas sin posibilidad de reservar alojamiento. “No podemos reservar ningún hotel. Nada”, comentó Ian Cannons, un turista británico sorprendido por la falta total de información tras su arribo desde el norte de Portugal.
Las causas aún no están claras
Hasta el momento, las autoridades no han identificado con certeza la causa del apagón, aunque han descartado un ciberataque o sabotaje. El Centro Nacional de Ciberseguridad de Portugal y la vicepresidenta de la Comisión Europea, Teresa Ribera, confirmaron que no hay indicios de intencionalidad en el colapso.
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, detalló que el sistema perdió 15 gigavatios de energía en solo cinco segundos, lo que representó el 60% de la demanda nacional. “Nunca había ocurrido una caída a cero del sistema”, aseguró el mandatario en un mensaje emitido el lunes por la noche, en el que también advirtió que “tenemos una larga noche por delante”.
Un apagón histórico que expone la fragilidad del sistema
Este evento representa el segundo apagón grave en Europa en menos de dos meses, tras el colapso de operaciones del aeropuerto de Heathrow en marzo por un incendio. Aunque el suministro ha sido restablecido casi por completo, el incidente deja en evidencia la vulnerabilidad de las infraestructuras eléctricas y digitales, y plantea serios interrogantes sobre la capacidad de respuesta ante crisis de este tipo.