Desde la ciudad de La Banda, como “Cuna de poetas y cantores”, se le sumó la de bailarines, y no es poco, como la experiencia y trayectoria de Carolina Murillo Loiseau que desde los 12 años construyó una sólida carrera con la danza y hoy busca continuar en crecimiento sumándose al canto y poder transmitir así también un mensaje con las interpretaciones de canciones latinas, cumbias y más.
La familia, su 1° público
Es de esta manera que la ahora cantante e interprete que participó en Talento Argentino en el 2009 como coreógrafa contó como nació esta pasión por el arte. Y así comentó: “Desde muy chica, fui alentada por el hecho de ser hija única tal vez y estar casi siempre sola, se desarrolló en mi ese deseo impetuoso de mantenerme ocupada. Para ello escribía cuentos, novelas, jugaba a ser actriz, jugaba a qué hacía conciertos en el patio de mi casa y coreografiaba canciones a mis primos para deleitar a los parientes, en las típicas reuniones familiares domingueras”, remarcó y recordó: “No fue hasta que mi abuela materna, quien tomó acción y decidió inscribirme en un taller de teatro primero y luego en una escuela de danza a la cual creí que iba obligada”, es desde allí, desde los 12 años comenzó a estudiar de lleno danza y a los 21 años se recibió como profesora superior nacional de danza clásica y contemporánea.
Hoy su mirada está puesta en gestionar espacios para nuevos talentos en un estudio de danza que ella dirige y poder descentralizar los eventos y formaciones de lo que solo se da en ciudades como Buenos Aires.
El llamado a la música
Caro, fue siempre por más y contó cómo llegó el canto a ella: “En mi adolescencia concurrí a clases de canto coral, formé parte del ministerio de canto de dos iglesias y luego me dediqué a estudiar en mis cortos tiempos por mi cuenta. No fue hasta este año que una amiga me insistió en que tenía que salir a cantar públicamente, cosa que me aterraba porque no me sentía en mi terreno. Pero al pasar el tiempo y ver que mi trabajo gusta y que mi agenda va creciendo, me di cuenta de que solo era cuestión de confiar un poco más en mi y en mis capacidades. Lo que se hace con amor y respeto siempre triunfa” remarcó con seguridad, ante la posibilidad de continuar en crecimiento y apostar por un sueño que cada vez que toma el micrófono, se transpota y la interprete se convierte en artista.
La música que sana y transmite un sentimiento
Cuenta Carolina que en una de sus últimas presentaciones se vinculó a un sentimiento y capacidad muy grande que tienen los intérpretes, el de tocar el corazón del público. Es así que cuenta la anécdota: “Cuando uno está a punto de cantar es múy mental y está enfocado en lo que hará, no dimensiona cómo con la música se puede hacer sentir. Pero al terminar mi show, una señora se acercó y me contó emocionada que había enviudado, y que los temas que canté eran lo que con su esposo disfrutaban”, contó movilizada Carolina, sabiendo que hoy su camino es tocar el alma de quien la oye.