El último episodio de Gran Hermano no solo consagró a Santiago Algorta como el gran ganador de esta edición, sino que también dejó un premio que, en el contexto actual del país, representa mucho más que un bien material: la casa propia.
Los tres finalistas del reality -Tato, Ulises y Luz- se llevaron como parte del premio una vivienda prefabricada llave en mano, construida por la reconocida empresa nacional Viviendas Roca, una firma con más de medio siglo de trayectoria en el rubro.
Cada uno recibirá una casa de casi 50 metros cuadrados, con dos habitaciones, baño completo, cocina, comedor y un ambiente más, en un diseño compacto pero funcional, ideal para quienes buscan una solución habitacional práctica sin depender de hipotecas inalcanzables ni alquileres que se comen el sueldo.
El acceso a la vivienda viene cayendo en picada desde hace décadas. Mientras que en los años ’90, cerca del 60% de los argentinos de entre 25 y 40 años eran dueños del techo bajo el que vivían, esa cifra ronda hoy apenas el 47%, y continúa en descenso. Los créditos hipotecarios desaparecieron como opción real, y quienes se animan a construir, muchas veces quedan atrapados por presupuestos que se desactualizan cada semana por culpa de la inflación y la falta de certidumbre económica.
La empresa que fabrica estas casas se especializa en soluciones “llave en mano”. Esto significa que entregan las viviendas listas para ser habitadas, sin necesidad de reformas, terminaciones ni instalaciones posteriores. Esa previsibilidad, tanto en tiempos como en costos, es lo que volvió a este tipo de construcciones una opción cada vez más buscada desde la pandemia, cuando la venta de terrenos explotó y la construcción tradicional se volvió un lujo para pocos.
Las casas que ganaron los participantes de Gran Hermano
Aunque aún no se detalló qué modelo exacto recibirán los participantes, se sabe que se trata de una versión estándar de la empresa. El catálogo va desde opciones más económicas como la línea “Americana”, que ronda los $10.400.000 por 29 m² y dos ambientes, hasta alternativas más completas como la línea “Cube”, de 116 metros cuadrados, cuatro dormitorios, dos baños y seis ambientes, que se cotiza en más de $60.500.000.
En este marco, las prefabricadas se posicionan no solo como una respuesta rápida y práctica, sino también como una forma concreta de escaparle al espiral inflacionaria. Según fuentes del sector, quienes optan por esta modalidad lo hacen, en buena medida, para asegurarse de antemano cuánto van a gastar y en qué plazo exacto van a tener su vivienda lista.