
Mama Antula solicitaba audiencias con el Virrey Vértiz para que la autorizara a abrir casas de Retiros Espirituales en Buenos Aires. En una de esas asiduas conversaciones, cuando el Virrey le dice que no le da permiso porque eso de Ejercicios Espirituales “huele a cosa de Jesuitas”, María Antonia le contesta: “Pues usted huele peor”, y sale del salón dándole la espalda y dejándolo con la palabra en los labios, lo que causó tal impresión al Señor Virrey que permaneció pensativo largo rato y firmó el permiso.