La falta de sueño, ya sea por corta duración o mala calidad, está asociada con riesgos para la salud, como diabetes, obesidad, enfermedades cardiovasculares y cáncer. Además, los problemas de sueño a menudo son síntomas de trastornos mentales como depresión y ansiedad. En este contexto, la práctica de llevar un diario del sueño se presenta como una herramienta inusual pero esencial para mejorar la calidad del descanso.
La Dra. Kat Lederle, científica del sueño y experta en el reloj corporal, destaca la importancia de utilizar papel y bolígrafo en lugar de dispositivos electrónicos antes de dormir. Evitar la exposición a la luz directa de las pantallas y la tentación de consumir contenido estimulante son razones para optar por el método tradicional.
El diario del sueño implica tomarse unos minutos antes de acostarse para procesar pensamientos y emociones. Esta práctica puede proporcionar varios beneficios:
Registro de Horarios: Identificar los momentos para acostarse y despertarse, así como cuántas horas reales se duerme.
Hábitos Cotidianos: Evaluar los hábitos diarios que pueden afectar el sueño, como la alimentación y la actividad física.
Cambios Positivos: Explorar cambios en los hábitos de sueño y su impacto en la calidad del descanso.
Reconocimiento de Problemas: Ayudar al médico y al paciente a reconocer posibles trastornos del sueño que requieran pruebas adicionales.
La rutina para el diario del sueño puede incluir la revisión del día y la expresión de gratitud, fomentando un enfoque positivo al irse a dormir. La práctica regular de este diario contribuye al bienestar mental y puede mejorar la calidad del sueño, siendo una herramienta valiosa para aquellos que buscan optimizar su descanso.
