Las mascotas pueden ser difíciles de entender. Sin embargo, existen algunos datos que pueden servir a la hora de querer entablar una buena relación con ellos. Uno de los más relevantes es saber qué olores odian los perros para evitar situaciones incómodas para él.
¿Cuáles son los olores que no les gustan a los perros?
El sentido del olfato de los perros es entre 10.000 y 100.000 veces más agudo que el de los humanos. Se debe a sus receptores olfativos. Mientras que las personas cuelen tener unos 5 millones de receptores olfativos, los caninos pueden llegar a los 300 millones, publica Ámbito.
1. Cítricos
A los humanos les suelen gustar mucho los olores cítricos, como la naranja, la lima o la mandarina. Sin embargo, no ocurre lo mismo con los perros, dado que con su desarrollado olfato, los cítricos les provocan incluso irritaciones en las vías respiratorias.
2. Vinagre
Es más que conocido que el vinagre es un olor desagradable para los perros, ya que se suele utilizar para espantarlos de aquellos lugares en los que no son bien recibidos o para evitar que orinen en sitios no deseados.
3. Alcohol
El alcohol antiséptico es uno de los olores más odiados por los perros y, de hecho, puede ser muy dañino su uso cutáneo en la mascota. Lo mismo ocurre con el gel antibacteriano y con las bebidas alcohólicas, sobre todo aquellas con una graduación alta.
Es el alcohol, precisamente, el culpable de que los caninos no soporten ciertos productos cosméticos, como el perfume, la laca de uñas o el quitaesmaltes.
4. Productos de limpieza
Algunos productos de limpieza son muy molestos para los caninos, ya que desprenden olores muy fuertes. Además, son peligrosos para su salud, puesto que pueden provocar irritaciones en sus vías respiratorias.
5. Picante
Los olores de alimentos picantes no son plato de buen gusto para los caninos. Esto se debe a unos compuestos presentes de forma natural en todos estos alimentos: los llamados capsaicinoides.
6. Naftalina
Este es uno de los olores más peligrosos para los perros. Las bolas de naftalina suelen utilizarse para alejar las polillas de la ropa. Sin embargo, su ingesta puede provocar daños muy graves en el canino e incluso la muerte.