
Bruno Stagnaro es consciente de que El Eternauta se convirtió en una causa nacional, tanto para el universo audiovisual como para el de la historieta. "El Eternauta es una causa nacional en sí mismo", redobla. "Fue un peso grande, a la hora de encarar la adaptación, tratar de honrar eso. No entramos livianamente." Esta entrevista con Stagnaro y Ariel Staltari –coguionista y actor de la serie– transcurre una mañana sin nieve en el horizonte porteño, a días del estreno de una adaptación que se hizo esperar décadas. "El mundo cambió", agrega Staltari. Se refiere a la pandemia, a los ciclos de gobierno que se sucedieron en el país desde que comenzaron a preproducirla, pero también a los cambios que ocurrieron desde que Héctor Germán Oesterheld y Francisco Solano López publicaron las primeras páginas en el semanario Hora Cero, el 4 de septiembre de 1957. "Cambió bastante. Y al mismo tiempo... no sé si cambió tanto...", reflexiona Stagnaro.
Las máscaras, evalúa su compañero, ganaron notoriedad. "Si algo no te esperás del aquí y ahora es que te devuelva ciencia ficción. Veníamos laburando en muchas cosas que en la pandemia empezamos a ver. Habíamos jugado con estilos de máscaras que en pandemia aparecieron", recuerda. "Unos chinos habían hecho unas máscaras con bidones de agua... ¡y nosotros lo habíamos pensado!", cuenta.
En uno de los primeros capítulos, los pasos de Salvo y Favalli los llevan a una iglesia en la que encuentran un grupo de refugiados. "Ese grupo tiene una cosa esperpéntica que estaba buena, porque la búsqueda era arribar a un color bien local, que nos corra de la típica pretensión medio pro que suele tener la ciencia ficción y darle una textura más propia", destaca Stagnaro. El director lo califica de "neorrealista" y en su sentencia está el eco de Solano López declarando a este diario, en una entrevista hace 18 años, que los ojos del Eternauta estaban marcados por el expresionismo inglés, que prestaba particular atención a la mirada. En la serie, las miradas de los personajes orientan al espectador hacia el vacío y el silencio desde el que puede venir la muerte.
"En el dibujo de Solano hay una carga de información muy importante sobre la atmósfera, que construye gran parte de lo que es El Eternauta", opina Stagnaro. "Sobre todo la presencia de la ciudad. Después, uno proyecta el sueño de hacerlo con ese grado de detalle y el día a día te morfa. Pero la intención estuvo y en algunos momentos lo logramos plasmar, como en la muerte del vecino. En líneas generales, siento que fue una gran influencia el dibujo de Solano."
-Parte de la modernización de la historieta que encuentra Oesterheld es el universo interior, con el recurso del globo de pensamiento. Quizás lo más difícil de traducir a la pantalla. ¿Cómo encararon ese desafío?
-Stagnaro: No siento que haya sido un tema por fuera de tratar de entender las lógicas internas que él construyó respecto de los personajes. Y después ponerlo en jaque. Porque más allá de ser fanático de El Eternauta, en la traslación a la serie sentía que los personajes quedaban atrapados en mecánicas que se repetían demasiadas veces. Y eso vos de algún modo tenés que cuestionarlo y buscarle algún tipo de variación.
-Staltari: A mí lo que más me entusiasmaba de esa búsqueda era que lo apocalíptico empieza después de que arranca la historia. No empieza con el conflicto estallado. Entonces todas esas preguntas que nos hicimos sobre los personajes, todo ese proceso para mí fue riquísimo en cuanto al pensamiento interno, orgánico. Pero para llegar a eso hubo que transitarlo. Una cosa es verlo en la historieta y otra el audiovisual, donde el proceso interno de cada actor y actriz es más complejo.
En esa adaptación de un lenguaje al otro, los cambios son inevitables. Stagnaro lo sabe y anticipa la pregunta. "También nos pasaba, y esto es más la cocina del proceso, que nosotros sentíamos que Favalli tenía una actitud paranoica. El chabón no había arrancado la nevada y ya estaba presagiando que en un par de horas vamos a estar todos cagándonos a tiros entre nosotros."
-De la historieta nos queda una imagen más afable.
-Stagnaro: ¡Pero para nada! Es un pesimista acérrimo. El tipo está todo el tiempo preanunciando los desastres que nos esperan y con una actitud muy desconfiada hacia el otro. Esta idea de lo colectivo es algo que se va desarrollando en la historieta y es un segundo momento. En un primer momento, la actitud es de mucha desconfianza hacia el afuera y Favalli presagiando una y otra vez que en breve esto va a ser la ley de la selva, que no podemos confiar en nadie. Y no terminan de pasar cuatro horas y ya alguien mata a Lucas, y ese alguien viene a la casa y ellos lo terminan no sólo matando, sino que lo rematan "por las dudas".
-¿Por qué esa imagen, entonces?
-Siento que hay una enorme construcción respecto de El Eternauta, sentidos que se agregaron después, y hay un conflicto enorme entre una cosa y la otra. Esa era, es, una dificultad gigante para la adaptación. Entre lo que la gente cree que El Eternauta es, lo que El Eternauta es, lo que Oesterheld hizo, lo que Oesterheld dijo después que hizo, ¡es una ensalada! Tratamos de ser honestos con lo que vemos cuando lo leemos. Siendo hoy el tipo que tiene que adaptarlo, eso fue lo más complejo. Sentir que estoy frente a algo que haga lo que haga, estoy mal. Entonces me despojo de todo: lo leo, veo qué me pasa y trato de ser fiel a eso.
-Cosas complejas. Como que los personajes son absolutamente paranoicos. Sobre todo Favalli. Y pensar qué cagada sentir esto porque contradice lo que se supone que la historieta es. Lo que terminamos haciendo nosotros fue irradiar eso como característica de Favalli y no del relato. Y que sean los otros personajes los que cuestionen eso. A largo plazo lo que sucede, y esto sí sucede en El Eternauta, es que el relato luego se va desplazando a entender que es con los demás, que solos no podemos y el único héroe válido es en grupo. Pero son dos momentos, y sería traicionar la historia no asumirlo. Siempre se habla de la dificultad de esta adaptación en función de cuánta plata hace falta. Para mí la plata era un factor importante, pero el más importante era cómo resolver esas contradicciones internas.
-¿Hablamos de los cascarudos?
-Staltari: Lo que más me gusta de los bichos es su ausencia, cómo se administró la presencia de los bichos sin antes haberlos visto.
-Stagnaro: Eso se relaciona con la administración de la información que hace Oesterheld. Esto que hablábamos antes: en un primer momento el enemigo son los otros. Eso me hacía evocar a 2001, cuando estaba este temor de la clase media de que "los negros" los fueran a "invadir".
-Que en todos los barrios había barricadas.
-Cuando se escuchan ruidos a la noche y no se sabe qué pasa, lo primero que aparece es el miedo a que sean los de la villa del cementerio, y eso organiza el relato. Siento que dentro de la larga lista de malentendidos en torno a El Eternauta, una es cómo cambia la mirada de ellos. Son tipos de clase media que primero sienten amenaza de parte de los otros y cuando llega el ejército empiezan a perder ese miedo a las masas. Eso intentamos reconstruir. Los bichos corporizan el temor hacia los otros y en el capítulo cuatro ellos entienden que tienen que dejar de verlo como un problema individual y empezar a verlo como especie.
-También está la cosa de "los ellos" como figura ausente.
-Eso me parece extraordinario de El Eternauta, eso de que el antagonista último es una presencia incorpórea, es una cosa muy moderna y de muchísima actualidad, pero también fue algo que nos cuestionamos como autores. Toda esta idea del Mal Cósmico. Hay algo tranquilizador en poner el Mal fuera. Te organiza muchísimo y hay algo en este momento del mundo donde parecería estructurado de esa manera. Siento que hay que cuestionarlo y liberarse de eso. Yo lo relaciono con cómo las redes sociales nos fueron enfermando la cabeza y violentándonos con el otro. A mí, personalmente, me interpela y me hace cuestionarme si está bien esta lógica de pensar que detrás de todo lo malo que nos pasa hay un gran Mal, bien diferente de nosotros.
Con información de Página 12