Súpay y sus adeptos viven en la Salamanca. Cuenta la leyenda que esta es una cueva que se encuentra en la espesura del monte , allí donde se pierde la orientación y el monte parece igual en todos los sentidos. Tiene una entrada secreta, semioculta entre las breñas, guardada por feroces animales.
Hemos podido recoger dos versiones de la Salamanca: Según la versión de los santiagueños, y otras zonas del norte de la Argentina, la Salamanca como producto del mestizaje cultural es un espacio destinado a la enseñanza y al intercambio de conocimientos ubicado en una cueva o en el monte, allí el iniciado aprende el arte que le interesa (domar, bailar, tocar la guitarra, curar, maleficiar y demás) siguiendo las lecciones del Supay (el demonio). La tradición cuenta que si alguien escucha la música de la Salamanca, caerá en una vida de terror, a menos que se trate de una persona de buena fe o tenga un rosario entre sus manos para no caer en la tentación del Supay.
Muchos aseguran que a la Salamanca concurren a hacer pactos con el diablo diversos artistas que quieren utilizar al máximo sus dotes.
Esto también implica un "descanso" repleto de sufrimiento. Varios artistas han reflejado la Salamanca en sus obras tanto plásticas como musicales
Si el aprendiz de brujo logra superar todas estas pruebas, recién podrá conocer los secretos de la magia negra y por ende tendrá poder y riqueza.
En la Salamanca se vive un eterno jolgorio .Las brujas y brujos se regodean allí en lujurioso frenesí. Allí se canta, se baila, se encuentra toda clase de placer, allí donde no hay que temerle a víboras, arañas, ni sapos, y donde hay un constante sonar de música.
En ella se da la eterna lucha por lograr su finalidad, aún cuando pueda perecer en el camino. Llegar al centro del laberinto tiene su premio: la sabiduría y el poder eterno. Pero el camino no es fácil, está plagado de acechanzas. Y ese centro mítico tiene dos versiones: puede ser la Salamanca, donde lo esperará el Diablo, o puede ser el Paraíso, morada celeste de Dios