Según Iñaki Piñuel, autor del libro “Las 5 trampas del amor”, el deseo humano se refuerza si encuentra oposición o dificultad y se debilita y desaparece tras su consecución. Luchar por ese amor, enfrentarse a familias enteras, cruzar océanos, todo está contemplado pero luego de una semana juntos, todo ese amor se desvanece.
El deseo amoroso se vuelve tan intenso como sea la dificultad para que se concrete, sean los obstáculos o los esfuerzos para que se vuelva real o alcanzable. Esto explica por qué muchas personas se esfuerzan una y otra vez en contrarrestar ese fracaso e idealizan su derrota, hecho que luego forma parte de una cadena infinita y sucesiva de relaciones imposibles, conflictivas o, hasta incluso, traumáticas.
Las fantasías de amores imposibles se confunde con el amor y que cuanto mayores sean las dificultades por alcanzar a la persona que creo que me gusta, más grande será mi deseo. Pero este concepto dista mucho de lo que debería realmente amar y ser amado.
La consecuencia más terrible de esta locura es que el deseo más intenso nace de la persecución del objeto amoroso más imposible. Esto es destructivo y la explica el “masoquismo amoroso”. Muchas personas quedan prendidas y prendadas de deseos intensos por los objetos amorosos más imposibles, precisamente porque son inalcanzables, entablando relaciones afectivas con personas realmente tóxicas.
Si se continua esta cadena de relaciones tóxicas se podría confundir el amor con el maltrato, y la pasión con el menosprecio, quedando encerrados en relaciones tormentosas y llenas de sufrimiento a lo largo de nuestras vidas.
