Después de comprar el hotel Alto Calafate y definir las candidaturas testimoniales que marcarían la campaña electoral al 2009, el matrimonio Kirchner inició sus negocios con el empresario patagónico Cristóbal López, que pagó los primeros US$ 54.000 por adelantado.
Según surge de las facturas comerciales de la firma “Los Suaces” que obtuvo el diario La Nación y que por primera vez se conocen.
Redactadas a mano, las facturas de 2009 y 2010 exponen que los Kirchner comenzaron por alquilarle a López y a su socio en el Grupo Indalo, Fabián de Sousa, los "espacios comunes y ammenities" vinculados al departamento "D" del piso 4° del complejo Madero Center, en Puerto Madero. Es decir, el acceso al "business center", a las cuatro piscinas y al SPA, que incluye, un gimnasio, un solárium, un sauna y una "cabina de nieve", entre otras opciones.
Para concretar ese alquiler, por un total que alcanzó los US$ 108.000 al cabo de los dos primeros años, los Kirchner recurrieron a "Los Sauces", la sociedad que controla ocho inmuebles en el Sur y en Buenos Aires y cuyos principales inquilinos resultaron Lázaro Báez y López, según reconstruyó la Justicia. En total, se estima que López y De Sousa le entregaron $ 18,6 millones a la entonces familia presidencial, sólo a través del Madero Center.
Al igual que los Kirchner, López y De Sousa tampoco aparecieron en la factura con sus nombres. Recurrieron a "Inversora M&S". Es decir, la empresa que recibió más de $ 3300 millones de los impuestos que durante años no pagó la petrolera del Grupo Indalo, Oil Combustibles, y destinó a la compra de activos y financiar operaciones.