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El Mundo

El Papa León XIV celebra 43 años de sacerdocio: “Liberar, no poseer”

Fue en 1982, cuando Robert Prevost, entonces un joven religioso de 27 años, fue ordenado sacerdote por el arzobispo belga Jean Jadot en la capilla de Santa Mónica.

Hoy, el Papa León XIV conmemora el 43° aniversario de su ordenación sacerdotal, una fecha significativa no solo para su vida personal y vocacional, sino también para la historia reciente de la Iglesia católica, que hoy lo ve ejercer el pontificado con un fuerte sello misionero y de servicio.

Fue en 1982, cuando Robert Prevost, entonces un joven religioso de 27 años, fue ordenado sacerdote por el arzobispo belga Jean Jadot en la capilla de Santa Mónica, a escasos metros del Vaticano. Aquella celebración, cargada de simbolismo, se convirtió en el punto de partida de una trayectoria pastoral marcada por la entrega, el compromiso misionero y una profunda espiritualidad agustiniana.

Prevost había profesado sus votos solemnes cinco años antes, el 2 de septiembre de 1978, ingresando a la Orden de San Agustín, donde inició un camino espiritual que lo llevaría posteriormente a servir durante casi dos décadas en el Perú, especialmente en la misión de Chulucanas, en Piura.

La capilla de Santa Mónica, donde fue ordenado sacerdote, reviste hoy un valor aún más simbólico para León XIV. No solo fue el lugar de su ordenación, sino que también fue la iglesia asignada como título cardenalicio en septiembre de 2023, meses antes de su elección como Sumo Pontífice el pasado 8 de mayo.

En ocasión del aniversario, Vatican News informó que se distribuyó una estampa conmemorativa que incluye una imagen de la Última Cena, tomada de una iconografía rusa del siglo XV, junto con una frase del sermón 339 de San Agustín que, según el Papa, sigue inspirando su ministerio:

“No puedo alimentaros con pan ordinario, pero esta Palabra es vuestra porción. Os nutro con la misma mesa que me nutre a mí. Soy vuestro siervo.”

Ese ideal de servicio resonó también en una de sus primeras homilías como Obispo de Roma, durante las ordenaciones sacerdotales del pasado 31 de mayo, cuando dirigió un profundo mensaje a los once nuevos presbíteros en la Basílica de San Pedro:

“El amor de Cristo nos posee. Es una posesión que libera y nos capacita para no poseer a nadie. Liberar, no poseer. Somos de Dios: no hay riqueza mayor que apreciar y compartir. Es la única riqueza que, al compartirse, se multiplica.”

Las palabras del Papa reflejan la continuidad de una espiritualidad de servicio que ha cultivado desde sus primeros pasos como sacerdote. Tal como escribiera San Agustín en su Exposición sobre los salmos:

“Te ha hecho mi siervo Aquel que, con su sangre, te hizo libre… Que Él nos conceda realizar bien este servicio, porque, queramos o no, somos siervos; pero si lo somos por nuestra propia voluntad, no servimos por necesidad, sino por caridad.”

Hoy, al cumplirse 43 años desde aquella sencilla ceremonia en la capilla de Santa Mónica, León XIV continúa su labor como pastor universal, guiando a la Iglesia con un estilo cercano, firme en la fe y centrado en la caridad. En sus palabras y gestos se refleja la experiencia de una vida dedicada al Evangelio, profundamente marcada por el carisma agustiniano y el mandato de servir sin poseer.

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