La situación en Montevideo es sumamente preocupante debido a la escasez de agua potable y la posibilidad de que se agoten las reservas. Si esto sucede, habrá consecuencias significativas para la población y se requerirán medidas especiales para garantizar el abastecimiento de agua.
En caso de que el agua en Montevideo ya no sea bebible, las autoridades han implementado diferentes medidas para hacer frente a esta situación. Una de ellas es el desarrollo de una aplicación móvil que permitirá organizar la distribución de agua embotellada o subsidiada entre los ciudadanos afectados. Esta aplicación incluirá un sistema de crédito para comprar agua embotellada en los comercios participantes, ya sea de forma gratuita o a precios subsidiados.
Además, se espera la llegada de una planta desalinizadora que ayudará a tratar el agua del Río de la Plata, convirtiéndola en una fuente de agua potable. Sin embargo, la demora en la llegada de esta planta podría generar complicaciones en el suministro.
También se ha tomado la medida de exonerar impuestos en la importación de agua embotellada, con el objetivo de controlar los precios y asegurar su disponibilidad en el mercado.
El gobierno ha comenzado a implementar asistencia económica para aquellos grupos vulnerables que se verán más afectados por la falta de agua potable. Esto incluye un subsidio mensual para jubilados y pensionados de bajos recursos, así como la consideración de un fondo de emergencia hídrico para personas en situación de vulnerabilidad.
En cuanto a las obras, se han construido represas de emergencia para gestionar el agua de manera más eficiente. Sin embargo, la construcción de una nueva represa en el río San José está en marcha, pero su finalización y efectividad aún están en debate.
En cuanto al suministro de agua desde otras zonas, se están explorando opciones como el abastecimiento desde el departamento de Maldonado.
Es importante destacar que todas estas medidas son temporales y no resuelven el problema a largo plazo. La sequía y la falta de lluvias significativas son desafíos que requieren soluciones sostenibles y una gestión adecuada de los recursos hídricos.
Obras para rescatar las reservas
Las represas de emergencia también son otra alternativa que ha estado manejando el gobierno, con la construida sobre el río Santa Lucía, a la altura de Belastiquí, en primer lugar. En este caso, la obra costó 500.000 dólares y su objetivo fue aislar un tramo del curso de agua para gestionarlo de forma más eficiente. El problema fue que el caudal siguió bajando.
Ahora, el Poder Ejecutivo trabaja para la construcción de una nueva represa de emergencia, esta vez en el río San José, la cual contará, además con una serie de cañerías de 13 kilómetros y medio que llevará agua hasta Belastiquí para luego abastecer a la planta de Aguas Corrientes, de la cual parte el suministro para el área metropolitana. Esta obra tendrá un costo de 40 millones de dólares y hay discrepancias en cuanto a su plazo de terminación: mientras el presidente Lacalle Pou anunció que tardaría solo 30 días, las empresas constructoras se comprometieron a entregar los trabajos a OSE en dos meses. Respecto a esto, el mandatario se reunirá mañana con las autoridades de la empresa estatal para evaluar el estado de las obras.
De todas formas, las obras parecieran no llegar a tiempo y, una vez que termine la sequía, deberán ser destruidas en tanto son soluciones provisorias.
Mientras tanto, es probable que los camiones cisterna que ya distribuyen agua potable en hospitales y escuelas de la zona metropolitana comience a expandir su rango de entrega a otras instituciones. El departamento de Maldonado, por su parte, ya ofreció la posibilidad de abastecer a Montevideo de sus propias reservas, enviando 30.000 litros de agua cada media hora para garantizar el suministro en la capital.
