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El Mundo #Luto

Muere Carmen Sevilla a los 92 años de edad

La actriz ha fallecido tras no superar las graves complicaciones de salud que arrastraba por culpa de alzheimer, enfermedad que le retiró de la vida pública.

María del Carmen García Galisteo (Heliópolis, Sevilla, 16 de octubre de 1930), más conocida entre el público como Carmen Sevilla, ha fallecido a los 92 años en la Fundación Jiménez Díaz (Madrid), lugar en el que se llevaba ingresado desde el pasado domingo. La actriz y presentadora llevaba retirada de la vida pública desde hace más de una década a consecuencia del alzheimer que arrastraba, razón por la cual vivía desde 2015 en una residencia, donde recibía las visitas de Augusto Algueró, su único hijo, a quien ya no reconocía.

 

 

 

La carrera de Carmen Sevilla se dispararía en los años cincuenta, década en la que rodó 24 películas y se convirtió en una estrella indiscutible del cine español. Su desparpajo frente a la cámara y su habilidad como cantante le valieron la simpatía de los espectadores y, aunque siempre fue una artista que basaba sus interpretaciones en la naturalidad, supo pulir su talento a lo largo del tiempo hasta convertirse en una actriz más que notable, aunque casi siempre encasillada. Tras el éxito de La hermana San Sulpicio, dirigida por Luis Lucía en 1952, llegaría la explosión de popularidad lograda ese mismo año con Violetas imperiales, en la que compartía pantalla con el por entonces intocable Luis Mariano­ -con quien ya había trabajado en El sueño de Andalucía y con quien volvería a coincidir en La bella de Cádiz-. En 1957, Sevilla sorprendió a los espectadores con un notable personaje dramático en la estupenda La venganza (la primera película española candidata al Oscar a la mejor película de habla no inglesa), dirigida por un Juan Antonio Bardem, ya encumbrado gracias a filmes de la talla de Muerte de un ciclista y Calle Mayor.

 

 

 

En 1961, bajo el mando de un mito cinematográfico como Nicholas Ray, en Rey de reyes, superproducción de Samuel Bronston rodada en España, encarnó a María Magdalena. En la cima de su popularidad llegaría El balcón de la luna, película que hoy puede verse como todo un emblema kitsch que reunió por primera vez en un largometraje a Carmen Sevilla, Lola Flores y Paquita Rico. Camino del Rocío, de Rafael Gil (1966) y Enseñar a un sinvergüenza, de Agustín Navarro (1969), serían algunos de sus éxitos en la década de los sesenta, en la que Sevilla se consolidó también como cantante, lanzando al mercado más de 15 discos, muchos de ellos con canciones compuestas por quien era su marido, Augusto Algueró, uno de los músicos más populares del país. Su unión despertó el entusiasmo de la España de la época, como lo demuestra el hecho de cerca de 300.000 personas se congregasen en los alrededores de la basílica del Pilar de Zaragoza el día de su boda, en febrero de 1961. Eran años en los que Carmen Sevilla trabajaba de modo frenético convertida en una absoluta estrella. En la Navidad de 1965 llegó a participar como invitada en el legendario programa de la televisión estadounidense El Show de Ed Sullivan.

 

Los años setenta vieron, sin embargo, el declinar de su carrera cinematográfica, que sufría ante la llegada de un nuevo cine, alejado de los postulados en que se había movido toda su carrera. Carmen Sevilla intentó acceder a papeles dramáticos, aunque no llegó a ser bien acogida por los nuevos directores y hubo de participar en demasiadas películas indignas de su talento, algunas de ellas de baja estofa en forma de mediocridades seudoeróticas. No obstante, Carmen Sevilla regalaría en la pantalla un pequeño papel junto a Charlton Heston en la coproducción Marco Antonio y Cleopatra, dirigida por el propio actor, y protagonizaría una interesante película de Gonzalo Suárez, La loba y la paloma. Queda como su última aparición cinematográfica la película Rostros, en 1978.

 

La popularidad de Carmen Sevilla, sin embargo estaba lejos de declinar y su resurrección de cara al público llegaría por la televisión. Con 61 años y una década después de alejarse del mundo del espectáculo, Valerio Lazarov, director de la recién creada Telecinco, la reclutó para ejercer de presentadora televisiva en el espacio diario Telecupón, en una colaboración que duraría hasta 1997. En esos seis años presentaría también en la cadena espacios como El juego del zodíaco, Date un respiro o Mañana serán estrellas, junto a un también redivivo Manolo Escobar. Tras abandonar Telecinco en 1997, Carmen Sevilla, ya convertida en un icono catódico, fichó para Antena 3, donde presentaría programas como La noche de Carmen.

 

 

La carrera de Carmen Sevilla despuntaba de nuevo y las cadenas televisivas se convirtieron en su medio natural. Después de pasar por Canal Sur y el desaparecido Canal 9, la artista desembarcó en TVE para abordar su última y muy exitosa etapa como presentadora: en 2003, la cadena pública la reclamó para presentar Cine de barrio, un espacio por el que aún es recordada gracias a su habitual simpatía y cercanía hacia los invitados y los espectadores. El 14 de diciembre de 2010, con 80 años, grabó su último programa. Finalizaba así la presencia pública de Carmen Sevilla. Una artista con mayúsculas, que supo ganarse el favor del público popular y que peleó por acceder a otros registros interpretativos, que en muchas ocasiones le fueron negados para, finalmente, convertirse en una presencia querida en los hogares españoles gracias a la pequeña pantalla.

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