
Este lunes 5 de mayo, falleció en la ciudad de Córdoba Luis Adolfo “Cabezón” Galván, histórico defensor de la Selección Argentina y uno de los grandes ídolos de Talleres de Córdoba, a los 77 años. Campeón del mundo en 1978, Galván deja un legado imborrable en el fútbol argentino y en el corazón de los hinchas que lo vieron brillar con coraje, solidez y humildad.
Nacido el 24 de febrero de 1948 en Fernández, ciudad ubicada en el departamento Robles de la provincia de Santiago del Estero, Galván dio sus primeros pasos en el fútbol en Club Atlético Independiente de su ciudad natal en 1965. Luego pasó por el Club Atlético Unión de Santiago del Estero antes de debutar profesionalmente en Central Córdoba (Santiago del Estero) en 1968, donde disputó 11 partidos en el Torneo Promocional de AFA.
Un símbolo eterno de Talleres de Córdoba
En 1970 llegó a Talleres de Córdoba, club con el que forjó su mayor identificación y en el que jugó durante 12 años, disputando 534 partidos y anotando 8 goles. Su entrega y liderazgo lo convirtieron en uno de los íconos más queridos por la hinchada albiazul.
Luego de su extensa trayectoria en Talleres, defendió los colores de Loma Negra de Olavarría (14 partidos), Belgrano de Córdoba (10 partidos), Central Norte de Salta (10 partidos) y del Club Bolívar de Bolivia, con el que participó en la Copa Libertadores de América, sumando 4 encuentros.
En 1987 regresó a Santiago del Estero para jugar con Unión Santiago, y en 1989 participó del Torneo del Interior, con 10 partidos disputados. Su retiro definitivo fue en Talleres de Jesús María, donde fue campeón provincial ese mismo año.
Gloria con la camiseta celeste y blanca
Luis Galván vistió la camiseta de la Selección Argentina en 35 oportunidades, participando en dos Copas del Mundo: Argentina 1978 y España 1982. Fue parte fundamental del equipo dirigido por César Luis Menotti que se consagró campeón del mundo en 1978, logrando el primer título mundial para el país.
También integró el plantel que obtuvo la medalla de bronce en los Juegos Panamericanos de México en 1975.
Una carrera intachable
En total, Galván jugó 693 partidos en la máxima división y marcó 8 goles, todos como defensor central, en una carrera caracterizada por su regularidad, compromiso y juego limpio.
Su fallecimiento generó un profundo pesar en el ambiente futbolístico, especialmente en Córdoba, Santiago del Estero y en el ámbito de la Selección Argentina, donde su nombre siempre será recordado como parte de una generación dorada que marcó una era.
“Cabezón Galván no solo fue campeón del mundo, sino también un ejemplo dentro y fuera de la cancha. Un defensor noble, fuerte y respetado por todos”, expresaron desde Talleres en un comunicado oficial.
Hoy, el fútbol argentino despide a un campeón eterno. Su legado vivirá en cada relato de gloria y en cada hincha que alguna vez gritó sus triunfos con emoción. Que en paz descanse, Luis Adolfo Galván, campeón del mundo y orgullo santiagueño.