Tras la derrota de la Selección argentina ante Uruguay, clausuraron la Bombonera por exceso de aforo, pues desde la la agencia gubernamental de control del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires se informó que el estadio superó el máximo de espectadores permitidos. Desde el club denunciaron que este accionar es "evidencia de la animosidad contra la institución".
La medida la tomó el control del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y ante esta situación, desde el club emitieron un comunicado en el que aseguraron que "a pesar de no haber superado la capacidad máxima del estadio" se informó sobre la "clausura de La Bombonera por alegar que se había superado su capacidad de aforo".
El aforo de la cancha de Boca es de 57.200 personas, sin embargo, desde el club remarcan que esa cifra no se superó y que en realidad "dadas las circunstancias del caso, el club considera que dicha acción evidencia animosidad contra la institución, algo que se ha reiterado sugestivamente en varias oportunidades en lo que va del año".
El estadio de Boca albergó anoche al seleccionado campeón del mundo que dejó su invicto en las Eliminatorias Sudamericanas al perder con Uruguay por 2-0 con los goles del defensor Ronald Araujo y el delantero Darwin Núñez.
De todas maneras, Argentina sigue como líder de las Eliminatorias con 12 puntos luego de haber ganado los cuatro partidos anteriores, mientras que Uruguay lo escolta con 10 unidades. El próximo partido de Argentina será el martes que viene ante Brasil, en el mítico estadio Maracaná, por la sexta fecha.
Video: empujones y clima caliente en el clásico entre Argentina y Uruguay en la Bombonera
Se jugaba el minuto 18 del primer tiempo y el marcador estaba igualado 0-0. En ese instante, la pelota había salido por un costado y se produjo un cruce entre el defensor Cuti Romero y el delantero charrúa Maximiliano Araujo. A partir de allí, se desató la tensión, que incluyó empujones entre ambos equipos.
Lejos de aplacarse, el clima caliente creció y generó más discusiones. Una de ellas tuvo al capitán argentino, Lionel Messi, cara a cara con el lateral uruguayo Mathías Olivera. Mientras sucedía este conflicto, el árbitro colombiano Wilmar Roldán intentó controlar la situación, aunque no mostró ninguna tarjeta.
