Que la ciudad de Frías es un pueblo “fierrero” no lo vamos a descubrir ahora ni mucho menos. La “Ciudad de la Amistad” es pura pasión por el deporte “tuerca”, y cada carrera queda reflejada en el rostro del público que vive y disfruta, con el rally, el enduro o el motociclismo de óvalo.
Una época de oro
Pero sin dudas que en la década del 60, apareció Francisco “Gringo” Ruaro (origen francés) que se había afincado en la “Ciudad de la Amistad” por cosas de la vida. Un visionario y apasionado del automovilismo. Y claro la carrera del país, se centraba en el campeonato Argentino de la Clase Ford T.
Esto sin dudas le dio un giro de 180° en el espectro deportivo friense que se sumó a las jornadas de fútbol, básquet y el boxeo.
El automovilismo, promovido por un entusiasta grupo de mecánicos y hábiles conductores lanzados a mostrar su pasión “tuerca” en aquellos convites públicos que se convirtieron en románticas e inolvidables competencias de la categoría Ford T. Y en Frías estaban don César Monti (excelente mecánico), Carlos Llorvandi, don Eliseo Fringes que trabajaba en Obras Sanitarias de la Nación, don Senky (padre de Bruno, otro excelente piloto).
Así apareció el imbatible Francisco “Gringo” Ruaro, llevando la bandera del automovilismo friense, ya que llegó a ganar varias etapas de la clase Ford T, que tenía su punto de partida en Capital Federal, pasando por Córdoba, en Frías lo hacía por la avenida San Martín para continuar por Tucumán, Salta y Jujuy.
A esto se suma a los hermanos Manuel y Julio Gómez, el “Negro” Catán, Ángel “Poroto” Alfredo, Faustino Marozzi, Cándido “Chacho” Romero, el “Gauchito” Abdala de Vilmer, Bonifacio Medina y José Ferro.
Sin dudas que la ciudad de Frías tenía prestigio a la hora de hablar del Turismo Carretera, en la figura y en la capacidad del equipo que conducía el piloto Francisco Ruaro.
Un piloto que marcó un antes y después del automovilismo de Frías.
Un poco de historia
Francisco Ruaro llegó a Frías (por el año 50), desde su Francia natal, con la idea de trabajar y encontró su espacio y lugar en Frías. Ruaro fue sin dudas un apasionado del automovilismo, convirtiéndose en el primer corredor que representó a la “Ciudad de la Amistad”.
El “Gringo” era mecánico y llegó a Frías invitado por don Pedro Dall Oglio. Luego instaló su taller mecánico. Primero comenzó a correr en una moto que le prestaba su vecino José Quero (dueño de la panadería más importante de Frías). Competía en un circuito del parque 9 de Julio de Tucumán, lo hacía en compañía de Héctor Dall Oglio.
Antes del año 60 preparó un Ford T que estaba en el Club de Cazadores (Frías). En la primera carrera fue de copiloto “Chachulo” Corzo, gran amigo de Ruaro.
Fue impresionante ya que ganaron todas las carreras a nivel provincial y regional. Aunque en Santiago Capital, apareció el “Loco” Alfredo quien se constituyó como el rival más importante.
Los integrantes del equipo fueron: Francisco y Hugo Tuly Dall Oglio, siempre los acompañaba en el taller, Carlos Llorvandi, hincha y sponsor junto a la firma Loma Negra.
