La industria y la construcción, dos sectores decisivos en la actividad económica y la generación de empleos en todo el país, registraron en marzo números peores a lo esperado por empresas y estudios privados en la comparación interanual y volvieron a poner un manto de duda sobre la fuerza que podría tener una recuperación en los próximos meses.
El Gobierno aferra su expectativa a la reacción del consumo, a partir de la persistencia de la desaceleración de la inflación y el inicio de la recuperación de los salarios y jubilaciones en términos reales, publica Infobae.
Flota, en ese contexto, la pregunta entre las consultoras privadas: ¿Será suficiente para empujar hacia arriba la actividad y revertir la recesión? Para algunos analistas todavía faltan muchos elementos para que el terreno esté allanado para un ciclo distinto. No solo señales de ordenamiento macroeconómico sino otros que incentiven la inversión productiva, como la aprobación del régimen de grandes inversiones (RIGI) que todavía debe ser aprobado en el Senado y que tiene varios cuestionamientos de los bloques opositores.
También se plantean otras dudas que no dependen del Congreso, como el levantamiento del cepo cambiario. Una lectura que hacen en algunos despachos oficiales es que, contrariamente a lo que sobrevuela como expectativa, el desarme podría ser mucho más gradual que repentino, a diferencia de lo que sucedió durante el inicio del gobierno de Cambiemos.
El Poder Ejecutivo eligió sostener la mayor parte de los controles cambiarios para asegurarse que la masa de pesos -mientras la licúa- no presione sobre el tipo de cambio libre, junto con una brecha a raya por el esquema exportador que asegura el abastecimiento de divisas a ese mercado.
En la última semana hubo señales dispares sobre la última foto de la actividad económica. El Gobierno se tomó dos de ellas para sostener que el piso de la economía ya sucedió y que la reactivación tendría que comenzar en lo sucesivo: uno de los datos fue el de salarios, que según el Ripte (Remuneración Imponible para el Trabajador Estable) en marzo empezó a recomponer una pequeña porción de la caída acumulada desde diciembre-; y en segundo lugar, que el consumo muestra alguna chispa por la suba intermensual que registró CAME.
La consultora Facimex Valores recopiló datos correspondientes a abril que mostraron caídas de 33% en el índice Construya (venta de insumos para la construcción por parte de empresas líderes), de 21% en producción de autos y 6% en patentamientos de vehículos, entre otros.
Por otra parte, la consultora ACM consideró que “los sectores más orientados al mercado doméstico se vieron afectados por la caída de la demanda interna: los más transables no logran revertir esta tendencia, las mayores contracciones corresponden a equipos, aparatos e instrumentos 37%; maquinaría y equipo 35,5% e industrias metálicas básicas 25,6 por ciento”.
En perspectiva
Hacia adelante, ¿Hay factores para pensar que habrá números positivos de actividad? En abril 2023 el Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) tuvo una caída interanual de 4,2% por el impacto inicial de la sequía sobre la cosecha gruesta. Este año, con una recolección mayor -aunque lejos de los récord que se esperaban hace algunos meses- los números se proyectan notablemente mejores. El agro es uno de los elementos que a lo largo de 2024 podría traccionar el PBI hacia arriba.
Para LCG, por su parte, “algunos indicadores de la actividad muestran un ligero repunte en abril, aunque este está muy lejos de compensar la caída experimentada en marzo. Se espera que la disminución de la actividad, especialmente en estas magnitudes, llegue a un punto mínimo. Haber subordinado la recuperación económica al objetivo de desinflación, hace pensar que la recuperación de ambos sectores será marginal”.
“No obstante, es probable que se suavice el ajuste a medida que los índices de inflación sigan en baja. Nuestra proyección es una caída anual promedio del 14,7% en el caso de la industria y del 31% en el caso de la construcción, sector que se ve más afectado por el freno drástico de la obra pública y disminución de la brecha cambiaria que implica suba de los costos medidos en dólares”, concluyeron en la consultora de marras.