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De pies pequeños, su mamá fue quien le enseñó a rezar

Otra estampa del devocionario.

María Antonia de San José fue una mujer con un estilo muy peculiar. Los viajes los hacía caminando descalza y pidiendo limosnas. Se desconoce la cantidad de ejercicio espirituales que organizó.

María Antonia de Paz y Figueroa, nació en Santiago del Estero en 1730. Pertenecía a una familia importante y tradicional.

 

“El día que su mamá la dio a luz nadie alcanzó a imaginar qué sería de esa niña. Al acariciarle los pies pequeños tal vez ninguno podría presentir la cantidad de kilómetros de caminos que andaría entre llanuras, sierras y montañas. En aquel pueblo de Silípica de la Provincia de Santiago del Estero en 1730 nació María Antonia. A los pocos años la familia entera se traslada a Santiago del Estero. Su mamá le enseñó a rezar, y ella disfrutaba de esos momentos, de la misa, las devociones.

 

Empezó a ganar espacio en su corazón el deseo de entregarse por entera a Jesús y la expansión de su Reino. Y a los 15 años de edad toma la decisión de entregarse como laicaconsagrada, renunciando a casarse y formar una familia propia se dedicaría a servir a Dios en los espacios que hicieran falta: educación, misión, enfermos, pobres, catequesis.

 

Vivía según el carisma de los Padres Jesuitas, que le ayudaron mucho en su progreso espiritual.

Ella, y no sólo ella, admiraba la obra que esos sacerdotes realizaban en la misión, la promoción humana de los indígenas, la educación, los Ejercicios Espirituales.

Mama Antula Canonización

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