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El Escape

El material que brindamos en esta columna no tiene por finalidad que las víctimas mejoren la relación con su abusador emocional ya que la permanencia en el vínculo solo beneficia al psicópata.

El individuo que descubre que está bajo las garras de un manipulador patológico va a comenzar a observar los mecanismos a los cuales está siendo sometido y en esta etapa podrá comenzar a responder en lugar de reaccionar. Al ver el agresor, que su víctima no le otorga todo el suplemento de energía que él espera, duplicará la apuesta y atacará con el fin de lograr desestabilizar a su presa ya que si hay algo que a estos individuos les resulta insoportable es ver fuertes a sus víctimas.

 

Aquí comienza el camino hacia la validación de las señales del cuerpo (comenzar a prestarles atención y legitimar lo que se siente) y para poder lograrlo se debe aprender a dejar de compartir esta información con el abusador para que no logre confundir y atacar la percepción una vez más.

 

Esto se logra estudiando todos los patrones del abuso narcisista, lo que aquí denominamos “el idioma narcisista” que es toda la terminología adecuada para nombrar los abusos tan particulares de estos seres. De este modo existirá una chance para salir de la disonancia cognitiva, vencer la etapa de negación, entender el vínculo traumático de traición y encontrar la salida a tanto sufrimiento.

 

La persona que está en una etapa en donde todavía no ha podido salir de la relación va a tener que planificar la retirada ya que a los manipuladores les desagrada perder fuentes de combustible. Cuándo es este momento va a depender del tipo de vínculo que se tenga con el agresor. Va a ser diferente en una relación de pareja que convive de una que no convive, si es un familiar con el que se está bajo el mismo techo o no, vecinos, compañeros de trabajo, “amistades”, etc...

 

“Adueñarse de la realidad” y comprender el ciclo del abuso dará el empuje que se necesita para elegir una vida diferente y hacer todo lo que haya que hacer para sanar.

 

A veces la huida no puede lograrse de manera rápida debido a que la víctima fue perdiendo recursos materiales y económicos que la hicieron completamente dependiente del abusador. O porque todavía no logra comprender muy bien dónde está metida. En estos casos es importante pensar en un plan de escape y esto se debe realizar en silencio. Hay que ser muy sigilosos y contar con el apoyo de personas de confianza. Puede ser gente contratada que sepas que no te va a traicionar. 

 

Las mudanzas son momentos en los que el psicópata siente que ya está todo perdido y lo más seguro es que utilice un arsenal de técnica para manipular y retener a la víctima. Si ve que no lo logra puede llegar a la violencia física y en casos extremos al asesinato. Por eso hacemos hincapié en que “si hay que salir, que sea en silencio”, un escape sin notificación.

 

Si es necesario, acudir a las fuerzas de seguridad. 

 

Ahora es el momento para iniciar el contacto cero. Si hay hijos en común, no hay que perder tiempo y contratar un abogado que intervenga para establecer un régimen de alimentos y visitas. Debemos estar advertidos de que los psicópatas van a utilizar a los hijos para perpetrar el daño en la víctima. Si no se profundiza en el estudio del tema la mayoría de los psicópatas manipulará a los niños para que en la preadolescencia estén en contra del progenitor no-psicopata y así obtener la custodia completa obstaculizando el régimen de comunicación con la víctima.

 

 Así como en la política los gobiernos optaron por experiencia por la doctrina de “no se negocia con terroristas”; en la vida personal “no se negocia con Psicópatas”, salvo desde una posición fuerte. De lo contrario se sufrirán dilaciones y el psicópata tomará los hijos como “rehenes”, a los que utilizará como herramienta de extorsión. Que nada te haga pensar que si durante la relación, en que hubo tiempo para negociar, no se llegó a nada; el resultado ahora vaya a ser distinto.

 

Eviten escuchar los consejos de las personas que no comprenden nada sobre psicopatía, ya que convertirá a esto en la crónica de un desenlace anunciado. 

 

Lamentablemente la “justicia” muchas veces favorece al abusador.

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