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Opinión #Opinión

Cómo integrar equipos

Uno de los desafíos que debe enfrentar un líder es: que las personas que colaboren en su negocio compartan su visión, y al hacerlo conformen un equipo.

La clave de cualquier equipo es comenzar buscando a las personas que puedan alcanzar los objetivos comunes y constituir entre todos una gran “mente maestra”.

 

Este es un concepto acuñado por Napoleón Hill, que indica que “cuando las personas que integran un grupo se convocan por un objetivo común superior, las inteligencias múltiples se unen y conforman una gran mente maestra que supera a la suma de las individualidades del equipo”.

 

Es un verdadero desafío formar un equipo campeón que esté integrado por buenas personas. Eso es a lo que todo líder aspira. Sin embargo, es importante tener en cuenta, que no siempre se acertará en la elección con todos los integrantes del grupo. 

 

Para ello, es conveniente que el líder:

 

 

Estudie la historia personal de cada uno y apoyado en eso,

Averigüe si la persona tiene un “real interés” en formar parte del grupo.

En esta interacción, el líder debe proponerse indagar para detectar el interés de las personas, para luego juzgar si el mismo es genuino o aparente. ¿Cómo puede un líder percibir la diferencia entre ellos? Muy simple: debe verificar las reacciones del interlocutor. Esto le dirá mucho acerca del carácter, el impulso, las ganas, de la persona. Por ejemplo: cuando el líder indique venir un día extra o permanecer más tiempo en la organización para completar alguna tarea, estarán aquellos que dijeron que se mostraban “genuinamente interesados” y pueden reaccionar quizá con expresiones tales como “¿hasta las 20 hs????”, “¿mañana también????. 

 

Entonces, nos encontramos con que el colaborador, quizá para quedar bien con su líder, mostró verbalmente un interés genuino; pero sus manifestaciones indican que este interés en verdad es aparente.

 

Los genuinamente interesados no contestarán de esa manera, jamás. Por lo tanto no es necesario ir más allá de los indicios. 

 

Los indicios de la reacción de un individuo muestran inmediatamente cuál es su filosofía personal. Las personas reaccionan según lo que saben, piensan y sienten. La actitud y la filosofía están ligadas íntimamente.

 

Si hay errores de percepción en la filosofía y la actitud, se notan rápidamente en las reacciones.

 

Entonces… Para formar un equipo que valga la pena, invierta tiempo en conocer a tus colaboradores y sus intereses genuinos y/o aparentes. Luego, confróntalos para certificar la percepción que tienes de ellos.

 

Recién ahí comienza a conformar tu equipo elite.

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