“No quiero estar más en la casa con mis papis. Ellos son muy malos y siempre nos pegan”, fue la confesión que develó el calvario que estaban viviendo dos hermanos de 8 y 10 años. La Justicia inició la investigación del caso.
Las averiguaciones, que son llevadas a cabo por la fiscal de la circunscripción de General Taboada, Dra. Alejandra Sobrero, luego de que una mujer de apellido Niz, de 53 años, residente en el barrio Rosso de la ciudad de Añatuya, se presentara en sede de la Comisaría Cuarta del Menor y la Mujer y denunciara las brutales agresiones de las que son víctimas sus nietos.
De acuerdo con lo manifestado por la denunciante, los niños estaban en su casa cuando les pidió que regresaran a su hogar. Fue en ese momento que la niña de 10 años, tomando la mano de su hermanito, reveló el calvario que viven.
Su madre, de apellido Sosa, de 32 años, y su padre, de apellido Castaño, les entregan todos los días una bolsa que contienen semillas y les exigen que salgan a la calle a vender. El “trabajo” que deben realizar los niños se inicia en las primeras horas de la mañana y se extiende hasta la noche.
Las agresiones se inician cuando los menores regresan a su hogar sin logran vender los paquetes de semillas.
Según manifestaron las víctimas, sus progenitores les propinan golpes de puño en diversas partes del cuerpo y, en varias oportunidades, fueron atacados a golpes con palos. Además, revelaron detalles del hostigamiento físico al que son sometidos desde hace un par de meses.
En primera instancia, tomó intervención la defensora de Primera Nominación, Dra. Patricia Bentancor, quien ordenó que los menores quedaran a cargo de su abuela, mientras se realizan las medidas judiciales pertinentes para conseguir un hogar donde puedan ser alojados. La causa, posteriormente, fue girada a la fiscal Sobrero, quien ordenó que los menores sean examinados por el médico de Policía y otras medidas.
