En la Catedral de Chartres, Francia, durante los trabajos de restauración, que tuvieron como objetivo eliminar la suciedad sobre columnas y paredes -producto del efecto de velas, lámparas de aceite y fuego acumulada sobre columnas y paredes durante centenares de años-, terminaron por blanquear también a una icónica estatua de la Catedral, y la más querida por todos los fieles del lugar: la Virgen Negra.
Aunque hace tiempo que este proyecto está dando de qué hablar, la reciente limpieza de esta figura de madera ha disparado la furia de una buena cantidad de creyente contra los arquitectos y críticos de arte que apoyan esta iniciativa.
Amparados en la Carta de Venecia de 1964, que impide restaurar monumentos y sitios históricos por motivos meramente estéticos, los que se oponen a blanquear los interiores de la catedral ya han lanzado un pedido desesperado al Ministerio de la Cultura francés para que le ponga un freno a este proyecto.
Por su parte Patrice Cavel, uno de los responsables de la renovación, no ha tardado demasiado en salir a defender con uñas y dientes su trabajo. “Soy muy democrático, pero el público no está calificado para emitir un juicio”, declaró el hombre según publicó The New York Times.
Pero los fieles de la Virgen Negra no encuentran consuelo ante el cambio inesperado que sufrió su estatua predilecta. De acuerdo con el mismo artículo, “arrogante” y “kitsch” fueron tan sólo algunas de las palabras que los devotos eligieron para calificar el trabajo que se ha hecho en su catedral.
