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Especiales curiosidades

La posesión demoníaca: ¿Mito o realidad?

¿Suceden realmente? ¿Cómo identificarlas? ¿Puede ser alguien poseído por el demonio en contra de su voluntad?

Agrandar imagen Foto: El Rito.
Foto: El Rito. Crédito: Película de terror basada en hechos reales sucedidos en un exorcismo hecho en la ciudad de Roma.

Según determinadas religiones una persona es víctima de una posesión demoníaca, está endemoniada, o simplemente está poseída, cuando un espíritu impuro o inmundo o bien chatarra entra en su cuerpo y le hace hablar y comportarse, no como ella quisiera, sino como el tal espíritu quiere. "Los signos exteriores de la posesión son casi siempre los mismos: la individualidad se desvanece y surge una distinta, demoníaca, que dura más o menos tiempo, a modo de un ataque", afirma Julio Caro Baroja.​

 

Este trastorno del comportamiento que se atribuye al apoderamiento del espíritu por uno o más demonios,​ desde el punto médico se considera un trastorno disociativo de la histeria y se le denomina «endemoniaría» o «demonio manía».

 

Breve reseña histórica:

 

Posesiones demoníacas en las mitologías antiguas

 

Las referencias más antiguas de posesiones demoníacas datan de los sumerios, quienes creían que todas las enfermedades del cuerpo y de la mente eran causadas por «demonios de la enfermedad» llamados gid-dim.​ El sacerdote que practicaba exorcismos se denominaba ashipu, por contraposición a los asu, médicos que aplicaban vendajes.

 

Muchas tablillas de escritura cuneiforme incluyen plegarias a ciertos dioses pidiendo protección contra los demonios, y otras solicitaban a los dioses que expelieran a los demonios que invadían sus cuerpos.

 

Las culturas chamánicas también creían en la posesión demoníaca y los doctores chamanes también efectuaban exorcismos. En estas culturas, los decesos se atribuían a la acción de un demonio sobre el cuerpo del paciente.

 

La posesión demoníaca en el cristianismo

 

 Miniatura medieval de Cristo curando a un endemoniado

 

En el Nuevo Testamento hay múltiples menciones a posesones y exorcismos:

 

Mateo 4:23-25: Personas poseídas curadas por Jesús (también en Lucas 6:17-19).

 

Mateo 7:21-23: Muchos expulsarán demonios en el nombre de Jesús (también en Marcos 16:17; Lucas 10:17; Hechos 5:16; 8:7).

 

Mateo 8:14-17: Jesús cura a muchos que están poseídos por demonios (también en Marcos 1:29-39; Lucas 4:33-41).

 

Mateo 8:28-34: Jesús expulsa una horda de demonios acabando una piara de aproximadamente 2000 cerdos (también en Marcos 5:1-20 y Lucas 8:26-39, pero refiriéndose a un único hombre. Parece que, o Marcos y Lucas hablan solo del portavoz de los dos endemoniados, o su jefe, o que no mencionan sino a uno, porque no dictan que solo había un endemoniado).

 

Mateo 9:32-34: Jesús hace hablar a un hombre mudo poseído por demonios. Los fariseos dicen que lo hace por el poder de Belcebú (también en Marcos 3:20-22).

 

Mateo 10:1-8: Jesús da a los doce apóstoles la autoridad para expulsar espíritus malignos (también en Marcos 3:15; 6:7; 6:13; Lucas 9:1; 10:17).

 

Mateo 11:16-19: «Esta generación» dice que Juan el Bautista está poseído por un demonio (también en Lucas 7:31-35).

 

 

 

El primer cristiano que inició el estudio de las posesiones demoniacas fue san Hipólito, llamado el Punzador por su costumbre de utilizar agujas para encontrar las «marcas del demonio»: zonas de la piel anestesiadas que en aquel tiempo se atribuían a firmas del Satanás.

 

En la Edad Media y en los inicios de la Edad Moderna están documentados casos de supuestos endemoniados que fueron objeto de exorcismos. El famoso libro sobre la brujería publicado a finales del siglo XV, Malleus Maleficarum, detalla los exorcismos que pueden efectuarse en diferentes casos. Incluso se creía que los animales eran objeto de posesión. Cientos de gatos, cabras, y otros animales fueron sacrificados debido a la creencia de que encarnaban o estaban poseídos por un demonio.

 

Los exorcistas y estudiosos del tema creían que las personas endemoniadas presentaban unos síntomas determinados, como poner los "ojos en blanco", la llamada xenoglosia (hablar en lenguas desconocidas por el paciente), la aparición de "dermografismos" (escrituras del demonio en la piel del paciente), la conducta violenta, desorganizada o inhabitual para el paciente y las convulsiones, a las que se añadían la memoria o personalidad «borrada», la respiración agónica, la aversión a lo sagrado, la aparición de enfermedades sin causa aparente, el acceso a conocimientos sobre sucesos distantes y ocultos (la llamada gnosis) y a lenguajes extranjeros (la llamada glossolalia) o hablar y entender lenguas desconocidas por el sujeto, muchas de ellas "muertas" (que han dejado de existir), los supuestos cambios drásticos en la entonación vocal y en la estructura facial, la aparición repentina de lesiones (arañazos, punciones y diferentes marcas), las cicatrices "espontáneas" y la fuerza desproporcionada.

 

 

 

Explicación científica

 

Desde un punto de vista médico, la posesión demoníaca se considera una de las formas del trastorno disociativo (de conversión) que antiguamente se denominaba histeria. Se codifica en la clasificación internacional de enfermedades mentales (CIE) de la Organización Mundial de la Salud como F-44.3 trastorno de trance o posesión o como F-44.81 trastorno de personalidad múltiple; también se halla incorporado en el Manual de Diagnóstico y Estadística en su cuarta versión (DSM-IV). Comúnmente se le denomina «demoniopatía» o «demoniomanía» y se describe como la creencia del paciente de estar poseído por una divinidad o demonio y de obrar bajo su control.

 

Su estudio médico comienza en 1791, cuando Eberhard Gmelin publica el primer caso de «doble conciencia», inaugurando así el estudio científico de esta rara patología que había sido atribuida desde siempre a supuestas entidades espirituales.

 

Algunos datos importantes son la publicación de Pierre Janet del caso «Aquiles», sobre un sujeto que en 1890 es poseído por el demonio y curado por el tratamiento hipnótico. Posteriormente, Joseph Breuer en colaboración con Sigmund Freud publica en 1895 los Estudios sobre la histeria, que se basa en el caso de Anna O, una joven con personalidad múltiple que hablaba en lenguas extranjeras. Continua el proceso Théodore Flournoy con el estudio de la medium Helene Smith, en su libro publicado en 1899 Desde la India al planeta Marte. En la actualidad, aunque poco publicitados, se ha continuado estudiando el trastorno con revisiones sobre temas tales como vudú, chamanismo, exorcismo, etc.

 

La medicina ha identificado una serie de trastornos psíquicos y neurológicos en los que se manifiestan fuerzas y aspectos desconocidos del psiquismo humano cuyos síntomas se parecen a lo que las religiones interpretan como signos de posesión demoniaca. Por ejemplo en 1608 el monje italiano Francesco Maria Guazzo, un ferviente creyente en la realidad de la brujería, señalaba en su Compendium Maleficarum que era difícil distinguir los signos indicativos de posesión de los síntomas de algunos trastornos mentales.

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