En septiembre próximo se cumplirán 200 años del nacimiento de la Sierva de Dios, Madre Sor Mercedes Guerra, fundadora de la Orden Hermanas Terciarias Franciscanas de la Caridad, y desde el colegio que lleva su nombre preparan numerosas actividades para recordarla.
Una de las principales intenciones será la pronta beatificación de esta mujer ejemplar, para que sea la segunda santiagueña en llegar a los altares como ocurrió con Mama Antula. En esta ocasión, la docente y teóloga Rita Umaño nos acercó una semblanza sobre la vida de Madre Mercedes.
“Fue la séptima y última hija de Antonio Guerra e Inés Contreras. Él, un español de origen vizcaíno, ella, nacida en Santiago del Estero. El júbilo por el nacimiento de la pequeña fue empañado por la sorpresiva muerte de la madre. La cruz y el dolor se posan así en la vida de Mercedes desde su venida al mundo, cruz y dolor que serán sus compañeros de camino hasta el fin de sus días”.
“La muerte de Inés y los conflictos políticos de aquel entonces en Santiago del Estero obligaron a don Antonio Guerra a tomar drásticas decisiones que cambiarían la vida de toda la familia”.
“Debieron abandonar la tranquila Salavina debido a la convulsionada vida política de aquellos tiempos, donde los parentescos con determinados personajes relacionados con la vida militar y política hacían peligrar la estabilidad económica y familiar. Así fue que habiéndose casado María Antonia, hermana mayor de Mercedes con el coronel Rafael Riesco y siendo éste ideológicamente contrario al gobernador de aquel entonces, Juan Felipe Ibarra, deciden partir hacia Córdoba”.
“La muerte de la madre había dejado a las dos más pequeñas de la casa sin alguien que las eduque, y esto llevó también a tomar la decisión de emigrar”.
En Córdoba muere su padre
“En Córdoba, la tristeza vuelve a enlutar a los Guerra. Fallece el padre. Y ante la orfandad total, Juana María, la hermana mayor, se hace cargo de Tránsito y Mercedes”.
“Comenzaron a asistir al único centro de educación femenina que existía en Córdoba, donde formaban a las niñas como jefas de familia, amas de llave y madres educadoras”.
Creció aprendiendo el espíritu y la caridad de San Francisco de Asís
Madre Mercedes “creció aprendiendo en la práctica y con la lectura de la vida de los santos la caridad franciscana. Asistió al hospital San Roque, que estaba a cargo de los padres Betlemitas, y fue testigo de esa asistencia práctica, inteligente, asidua, humanitaria y cristiana”.
“Teniendo contacto con los enfermos, Mercedes ‘tocó’ con sus manos el dolor, el mal, el sufrimiento, la fragilidad humana, y no sólo los dolores físicos, sino también los morales y espirituales. Estos enfermos necesitaban de todo, pero sobre todo cariño”.
“No cabe duda que Mercedes fue madurando en su interior aquellas ideas y sentimientos que la llevarían un día a fundar una congregación que atendiera las necesidades humanas que en aquellas épocas eran innumerables”.
