MÉXICO.- El día 12 de diciembre del 2016, por la mañana, cuando al despedir a un gran amigo Sergio Herrera, Pintor por excelencia, quien emprendía su viaje de regreso a su lugar de origen, Argentina, me mostro un “hoja” y me dijo es tuya, al ver la imagen pensé de inmediato que se trataba de la Virgen María, y en un pensamiento relámpago, creí que lo hacía por el día 12 de diciembre que los mexicanos celebramos a nuestra madre de los Cielos, en su advocación como la Virgen de Guadalupe; salimos de inmediato de casa, porque Sergio tenía que transportar su autobús para la Ciudad de México. Las primeras ideas en mi cabeza, fueron la “Virgen María”, con la imagen de una cruz, significando el recorrido de su hijo amado Jesús, y las imágenes de jóvenes que miran el ejemplo de un peregrinar.
Cuando Sergio me indica en el camino que se trata de Mama Antula y que después me mandaría más información, todo quedo ahí, pero la curiosidad me hizo presa, y empecé a buscar, cuando me di cuenta de que se trataba de la beata María Antonia de Paz y Figueroa, mejor conocida como Mama Antula y saber de qué en este año fue declarada beata, fue una enorme alegría, trayendo consigo una contemplación y admiración por su trabajo apostólico en tierras Argentinas, pero más aún, el saber que trabajo por llevar a Jesús a cientos de familias santiagueñas y de varias regiones de la Argentina, sentí un enorme gusto, agradecimiento, amor y devoción por Mama Antula.
Dicen que no hay coincidencias sino diosidencias, conozco de los Ejercicios que tanto promulgo Mama Antula, he vivido 3 retiros de silencio con los hermanos jesuitas aquí en México, de completo silencio, sin dudar, Dios me preparó en cada uno de ellos, porque después de cada retiro venían sucesos importantes a mi vida, el último de ellos, el Padre Jesuita que me estaba dirigiendo el retiro me dijo que podía pedir una gracia especial al finalizar el retiro, que Dios podía dar esa gracia, yo le pregunte al sacerdote como que y él me dijo lo que sea, al grado de sacar un alma del purgatorio…con lágrimas pensé en mi Papá, muerto hace varios años, fue una Paz que inundo todo mi ser, sentí la respuesta a través de esa Paz que Dios estaba actuando, y ahora estoy convencido que Dios actuó; al salir de esos retiros Dios me había preparado para afrontar la muerte de mi madre. Ahora que conozco a esta gran Mujer Mama Antula estoy seguro que Dios no se equivoca, ni en los sucesos, ni a quien pone en nuestro camino, como es el caso de mi hermano muy querido Sergio Herrera, a quien con la gracia y bendición de Dios, llegará muy alto, por la enorme sensibilidad que posee, en sus obras, y por poner en mi camino a Mama Antula.
Finalizo compartiendo que junto con mi familia realizamos una labor misionera en África hace ya más de 10 años, en República de Guinea, capital Conakry. Experiencia donde fuimos fortalecidos con Retiros al estilo Ignaciano; conociendo hoy en día que, para vivir este camino de fe, tenemos aliados como es el Caso de la Beata Argentina. Me siento muy agradecido, por los favores que también los mexicanos recibiremos a través de su intercesión.
Alberto Torres García
