Ayer, la imagen del Señor de los Milagros de Mailín fue trasladada con profunda emoción al templete, en el marco de una jornada cargada de fervor popular y expresiones de fe. La multitudinaria procesión comenzó puntualmente a las 18 horas, partiendo desde la iglesia central del pueblo y recorriendo el camino hacia el emblemático árbol santo, donde se celebró la Santa Misa.
Con el sonido de cantos y rezos acompañando cada paso, fieles de distintos puntos de la provincia —y también de otras regiones del país— caminaron junto a la sagrada imagen, cumpliendo promesas, pidiendo salud y agradeciendo milagros recibidos.
La misa, que tuvo lugar al pie del árbol donde, según la tradición, se manifestó la imagen del Cristo, fue uno de los momentos más conmovedores del día. Allí, sacerdotes invitaron a renovar el compromiso cristiano y resaltaron el valor de la peregrinación como acto de sacrificio y esperanza.
Finalizada la celebración eucarística, la imagen fue llevada al templete, su sitio habitual de veneración, donde comenzaron a acercarse los fieles para tomar gracias, un gesto simbólico que expresa el contacto directo con la fe y la búsqueda de bendiciones.
Este acto forma parte de una de las fiestas religiosas más importantes del norte argentino. Cada año, el Señor de los Milagros de Mailín convoca a multitudes que se trasladan en vehículos, bicicletas o a pie, movidas por la fe y el agradecimiento. El encuentro no solo tiene un profundo valor espiritual, sino también cultural, por su vigencia a lo largo de generaciones.
“Es un momento único. Cada vez que vengo, siento que se me renuevan las fuerzas”, expresó doña Teresa, peregrina oriunda de La Banda. Como ella, miles encuentran en Mailín un espacio de recogimiento, celebración y esperanza.
