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La Provincia Entrevista exclusiva

“Hemos aprendido a valorar lo que cada uno tiene, no fuimos en vano a las islas”

Don Juan Pedro Flores fue uno de los 12 jóvenes de Frías, que con tan solo 18 años fueron enviados a defender la soberanía en Malvinas.

En un día que evoca memoria, honor y sacrificio, Don Juan Pedro Flores, un excombatiente de 60 años, comparte sus recuerdos sobre la guerra de Malvinas. Con solo 18 años, Flores fue uno de los doce jóvenes de Frías enviados a defender la soberanía en las remotas islas del Atlántico Sur. Hoy, el Día del Veterano y de los Caídos en la guerra de Malvinas, el testimonio de don Flores adquiere un valor especial, recordándonos la importancia de reconocer y honrar el compromiso y la valentía de aquellos que sirvieron a su patria en tiempos de conflicto.

En una conversación con Nuevo Diario, Flores reflexionó sobre su experiencia como soldado en el frente, así como su vida como excombatiente en la actualidad. "No teníamos nada de instrucción", recuerda Flores sobre aquellos días en los que la juventud se encontró repentinamente enfrentada a la cruda realidad de la guerra. "Nos avisaron que íbamos a relevar una compañía, pero cuando llegamos al aeropuerto, nos informaron que íbamos directamente a Malvinas".

La sorpresa y el desconcierto se apoderaron de estos jóvenes soldados al llegar a las islas. Flores relata cómo la idea que tenía de Malvinas, influenciada quizás por la lejanía y la falta de información, chocó bruscamente con la cruda realidad: "Yo me imaginaba la isla de una forma, pero nada que ver. Yo me imaginaba con palmeras o algo así. Y cuando llego allá, la gran sorpresa, lo primero que pensaba, ¿a dónde me han traído? Un frío, un viento, una lluvia, insoportable".

Pero entre las duras condiciones y el miedo inicial, Flores encontró un sentido más profundo en su experiencia. "Valorar lo que uno tiene, lo que uno siente", explica. "A valorar los símbolos patrios, cantar el himno con ganas, la celeste y blanca, para mí es algo sagrado". La guerra le enseñó lecciones que van más allá de las tácticas militares: "Uno vuelve con un montón de experiencias, que prácticamente es como si en dos meses, tres meses, setenta y cuatro días, aprendieras muchas cosas, a vivir la vida directamente".

Cuando se le pregunta sobre el miedo y la muerte que enfrentó en el campo de batalla, Flores admite que al principio hubo temor, pero que con el tiempo se convirtió en parte de la rutina. "En un primer momento, yo creo que todos hemos tenido un poco de miedo, hemos tenido, no un poco, mucho miedo", confiesa. "Pero después ya no, después ya era algo para nosotros, era algo como normal".

Entre los momentos difíciles, Flores recuerda con orgullo los logros de su compañía. "Tengo el orgullo de decir que nosotros, la base aérea Cóndor, derribamos el primer avión inglés en Darwin", comparte. Pero también recuerda a aquellos camaradas que no regresaron: "Tengo compañeros que murieron ahí. Pero como te digo, uno aprende mucho ahí. Principalmente, sobreponerse un montón de cosas y aprender lo que uno tiene, valorar lo que uno tiene".

Flores, al igual que muchos otros veteranos, lleva consigo el peso de la experiencia vivida hace 42 años. "La verdad que a veces uno se pone muy triste por todas las cosas que escucha", confiesa. "A pesar de que hace 42 años, lo sentimos como si fuera ayer". El acercarse del 2 de abril, el día de conmemoración, trae consigo una mezcla de emociones que abruman a Flores y a sus compañeros de armas. "Es la vida, tenemos que seguir adelante y luchar por lo nuestro", afirma con determinación, pero no puede evitar sentirse desalentado por la falta de atención y seriedad por parte del Gobierno Nacional hacia la cuestión de Malvinas.

Desde su perspectiva, el gobierno no ha tratado el asunto de Malvinas con la seriedad que merece. "Es como que se deja de lado y se toma el olvido", lamenta. Para los veteranos, esto es una afrenta dolorosa, un recordatorio de que su sacrificio y su sufrimiento han sido relegados al olvido. "Uno lamentablemente se pone mal", admite con tristeza.

Pero a pesar de la falta de reconocimiento oficial, Flores encuentra consuelo en el apoyo y el respeto de su comunidad local. "Siempre voy a estar agradecido", asegura. Y tiene un mensaje para las generaciones más jóvenes, una advertencia sobre la importancia de valorar las cosas que a menudo se dan por sentadas. "Uno aprende a valorar todo eso, y principalmente la familia", dice con convicción. "Porque sin ellos tampoco nos podemos salir adelante".

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