La ciencia nos proporciona, a través de análisis, estudios y comprobaciones por parte de los expertos, informaciones valiosas para que cada persona adquiere conocimientos tanto sobre su cuerpo, como lo que nos rodea cotidianamente.
En esta ocasión, se descubrió un revolucionario estudio acerca de los perros y los gatos, en el cual se pudo determinar, según la ciencia, cuál es la mascota más inteligente.
Los especialistas encontraron que:
-Teniendo en cuenta la proporción, el cerebro de los gatos es 25% más grande.
-En cuanto a las neuronas, los perros poseen casi el doble de cantidad de neuronas y de conexiones sinápticas.
-La ventaja que sacan los gatos es en cuanto a la memoria y a la percepción del espacio por un hipotálamo más desarrollado.
-Los perros, por su parte, poseen mayor capacidad emocional y empática.
Fortalezas de cada uno
Los perros y los gatos tienen diferentes estilos de aprendizaje. Los perros son más maternales y tienden a imitar a sus “modelos a seguir”, que pueden ser otros perros o personas. Por otro lado, los gatos son menos hogareños y prefieren adquirir conocimientos a través de la experiencia directa. Esto lleva a una diferencia notable: ante un obstáculo, los gatos suelen perseverar hasta encontrar una solución, mientras que los perros tienden a rendirse o a buscar ayuda. En resumen, los gatos son más independientes y se manejan solos, mientras que los perros son mucho más dependientes.
Además, su estilo de aprendizaje único los hace muy diferentes en situaciones de entrenamiento o resolución de problemas. Por ejemplo, los perros son más fáciles de entrenar y son más leales al trabajar por una recompensa específica. Son devotos y trabajadores. En cambio, los gatos suelen ser más esquivos, individualistas y obstinados.
Definiciones
Los expertos concluyeron que no se puede favorecer a los perros sobre los gatos, ni viceversa. Esto se debe a que cada uno ha evolucionado de manera distinta, adaptándose a diferentes desafíos y circunstancias, lo que se refleja en sus habilidades. Sin embargo, ambos animales tienen características únicas: los perros destacan en inteligencia social, mientras que los gatos son más diestros en lógica y percepción del entorno. Los perros son sociables y colaborativos, mientras que los gatos tienden a ser más solitarios.
¿Rivalidad o mito?
No sabemos desde cuándo empezamos a oír eso de “se llevan como perros y gatos” o “parecen perros y gatos” para hablar de dos personas que no tienen una buena relación. Esa frase, por supuesto, la toman de la rivalidad que siempre se le ha atribuido a dos de nuestros animales favoritos en el mundo. Pero ¿será cierta?
En algunos casos simpatizan casi que desde el primero momento. Se ven, se gruñen, se olfatean y luego todo es juegos, paz y amor. En otros, puede tardar un poco más y esta labor requerirá de paciencia por parte del jefe humano de la manada. Forzar las cosas nunca será una buena idea.
Lo cierto es que no se puede generalizar. No son enemigos porque sí.
Los perros y los gatos tienen personalidades diferentes, hablan idiomas diferentes y eso se nota en su rutina y en su interacción con humanos. Mientras los perros son efusivos y les encanta que los mimen, que les jueguen, los gatos son más independientes y prefieren decidir si estar solos o no.
A esto hay que sumarle que mientras los gatos se parecen entre sí, independiente de la raza, los perros tienen comportamientos distintos y como podemos encontrarnos un Pastor Alemán tierno y tranquilo, podemos conocer a un Pincher furioso y gruñón.
Por último, no es que los gatos sean más inteligentes porque sí o por disposiciones de la naturaleza. Ambos “ven” y tienen otro proceso de “entendimiento” del mundo de diferentes maneras. Lo que sí, los felinos no aprenden a seguir órdenes o patrones de rutinas que un humano puede tratar de enseñarle, en cambio los caninos sí. Es más, siguen una regla y hasta llegan a ser obedientes. Claro.