"El Rincón de los Artistas" fue uno de los lugares destacados de la cultura santiagueña. Omar "Sapo" Estanciero lo grafica en uno de sus libros inéditos, y así lo cuenta:
Abrió sus puertas el 10 de octubre de 1949 como "Bar Casino" en calle Tucumán 62. Sus dueños fueron Pedro Evaristo Díaz y Edmundo Soria pero, al poco tiempo, don Pedro adquirió la parte de su socio y pasó a convertirse en un clásico bodegón que acunaba a la bohemia santiagueña, y lo bautizó "El Rincón de los Artistas".
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Por ese boliche pasaron todas las notables figuras musicales de Santiago, turistas y personalidades de la cultura nacional que visitaban nuestra ciudad como Jorge Luis Borges, Ernesto Sábato, Victoria Ocampo, Mercedes Sosa, Nelly Omar, Atahualpa Yupanqui, Horacio Guaraby, Astor Piazzola y Selva Gigena, por nombrar algunos.
Desde la mañana temprano, "El Rincón" abría sus puertas y el sonido de un bandoneón o el repique de un bombo, daba la señal que comenzaba la gran cita salamanquera en el corazón del centro santiagueño.
Desgraciadamente, por razones económicas, el 26 de diciembre de 1976, cerró sus puertas para siempre y, con este ingrato percance, se fue una de las más nutridas historias de nuestra rica cultura tradicional.
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"Un Rincón para el Mandinga..."
Víctor Armando Orellana, apodado "El Mandinga del Bandoneón", fue un destacado músico ejecutante de bandoneón y figura esencial del mítico "Rincón de los Artistas".
Alto, elegante, de espíritu alegre y bonachón, que supo ganarse la confianza y la admiración de los habitués y músicos colegas.
Cuentan los memoriosos que, a media mañana nomás, ya llegaba al Rincón y solo nomás, desgranaba melodías que a todos los transeúntes que pasaban por la calle Tucumán, despertaba curiosidad y era una tarjeta de invitación a ingresar.
Cierto día, visitaba Santiago el gran Astor Piazzola y se cruzó a degustar unas empanadas y a oír nuestros musiqueros. Observó detenidamente unas cuantas ejecuciones del "Mandinga". Éste, al percatarse de la presencia del "Revolucionario del Tango", le cedió el bandoneón y le pidió que tocara algo. El gran maestro marplatense no se hizo de rogar y ejecutó un par de tangos, y los parroquianos celebraron con ruidoso aplauso.
"El Mandinga", que oficiaba de presentador, dijo en voz alta: "Grande Maestro!!"... Astor, como todo grande, respondió humildemente: "El Maestro es usted, que tocó tan bien, ya que a su fuelle le faltan algunos botones...". Admirado, Orellana pidió al público renovar el aplauso.
"Mandinga" murió el 3 de julio de 2014 en Buenos Aires, afectado por diabetes.
Víctor Manuel Orellana fue un alma musical del pago y que se fue de gira eterna buscando ese "Rincón" que no supo encontrar.
DEL LIBRO INÉDITO "ANÉCDOTAS DE FOLCLORISTAS SANTIAGUEÑOS" DE OMAR SAPO ESTANCIERO.
Por Sebastián Fogliaresi, redacción de Nuevo Diario.