La hermana Martina Saveria Menni, la fundadora de la Casa de la Juventud que falleció el viernes pasado, fue despedida ayer por sus seres queridos, en una sala velatoria de la ciudad Capital.
Rolando Tenti, párroco de la Catedral Basílica Nuestra Señora del Carmen, recordó que Saveria Menni, cuando recién había sido ordenado, lo ayudó a viajar a la beatificación de la madre Annunciata Cocchetti.
"Compartimos mucho. En algún momento, fui asesor de la Casa de la Juventud, entonces, estuve estrechamente ligado a ella. Una amistad de muchos años, de orar juntos, de confesarla tantas veces. Tengo el mejor de los recuerdos de una vida entregada a Dios y a los hermanos", expresó en comunicación con Nuevo Diario.
La italiana llegó a Santiago del Estero en 1970. Aquí, fue una de las encargadas de la Pastoral Universitaria y de guiar el caminos de miles de jóvenes.
Susana Ríos, quien trabajó durante más de 20 años con la religiosa, reconoció que "esta es una gran pérdida".
"La hermana ha sido el alma de la Casa de la Juventud. Su vocación misionera y su deseo de servicio a favor de los jóvenes, no hay cómo explicarlo. Ha sido maravillosa en su vida. Deja un legado espectacular", aseguró.
Fray Amado Montironi fue el encargado de oficiar una de las misas que se llevaron a cabo en la sala. El otro, más tarde, fue Vicente Bokalic Iglic, arzobispo de Santiago del Estero, primado de Argentina y cardenal.
Elena Cáceres, quien desempeña tareas hace más de 30 años en la Casa de la Juventud, aportó: Fue una mujer incansable. Misionera. Nuestra compañera, nuestra guía, nuestra madre espiritual, nuestra formadora. Todos los que estamos aquí, peinando canas, hemos estado en la Casa de la Juventud desde que éramos jóvenes, impacientes. Ella ha logrado enseñar un camino: en la vida tenemos que transformar. Todo lo que se toca con educación y con pasión, se transforma, y ese es el legado que nos deja".
"Le decimos gracias por habernos regalado tantos años de su vida"
Vicente Bokalic Iglic, arzobispo de Santiago del Estero, expresó ayer, en nombre de la Iglesia local, "gratitud hacia Dios por la vida de la hermana Saveria", en la homilía, en el marco del velatorio de la fundadora de la Casa de la Juventud.
"Le decimos gracias a la hermana Saveria por habernos regalado tantos años de su vida a nuestra querida Diócesis. Cuánto le debemos a ella", manifestó.
El arzobispo reconoció que, a lo largo de 55 años, Saveria sembró el Evangelio en tierras santiagueñas. "Jesús fue quien la animó a entregarse y a luchar por la vida", aseguró.
El también primado de Argentina, en ese sentido, advirtió que la hermana "implementó ese Jesucristo muerto y resucitado en su vida". "Fue una luchadora de la vida que amó hasta el final. Entregó su vida por Jesús para llevar vida a los hermanos", consideró.
El cardenal, por último, reiteró que la comunidad cree "en su siembra, generosa, desinteresada total".