En primera instancia, se llevó a cabo una misa en la Santa Casa de Ejercicios Espirituales, la cual fue fundada por la misma María Antonia de Paz y Figueroa tras peregrinar por su Santiago del Estero natal, La Rioja, Salta, Jujuy y Córdoba.
Más tarde, se realizó otra misa, pero en el Basílica Nuestra Señora de la Piedad, lugar donde descansan los restos de la santiagueña. Allí, además de los fieles, también estuvieron presentes descendientes de Mama Antula y Fabián Pérez Battaglini, director del documental "Una santa viene marchando. Milagros inesperados".
El filme fue proyectado ante la presencia de la productora Marina Soledad Turletto.
La cocinera Berta Ruiz, por su parte, ofreció una degustación de productos tradicionales de la región, tales como tortilla y pan casero.
Nuevo Diario se comunicó con Luisa Sánchez Sorondo, pariente colateral de Mama Antula, para conocer cómo vivió ambas ceremonias.
"En la Santa Casa había varias personas con las que pudimos ir a Roma. Lo que comentamos, después de la misa, es que fue un milagro todo lo que presenciamos en Italia, ya que es una causa que se había iniciado en 1907. Fueron muchos los ancestros de mi familia que participaron en el proceso canónico, pero que no pudieron participar de la canonización. Por eso lo viví con una enorme gratitud", comentó.
En rigor, la familia antuliana tuvo una audiencia privada con el papa Francisco, en la previa a la santificación, en el Vaticano.
La entrevistada, acompañada por sus seres queridos, se arrodilló ante la tumba de María Antonia de Paz y Figueroa "para agradecer, para pedir por muchos amigos y familiares que están atravesando enfermedades y dificultades".
"Como nos dijeron en Roma, pedimos que nos ayuden para que podamos seguir difundiendo su vida y obra; que la imagen de ella no quede congelada, sino que siga latiendo el corazón que tuvo", concluyó.
