La Madre de Ciudades está llena de pequeños detalles que nutren de vida el paisaje urbano. En el Parque Aguirre, la imponente masa verde que "oxigena" y perfuma con aroma a eucaliptos la Capital, hay 3 monumentos que, si bien son conocidos, comparten una curiosa historia que sorprende a los santiagueños que escuchan de ella por primera vez.
Estamos hablando del Cristo Redentor, El Kakuy y la estatua de Francisco de Aguirre, aunque a estos tres se les suma una obra un tanto más alejada: el Monumento al Maestro, ya más al sur de la Capital.
Además de su belleza, la curiosidad que comparten estas cuatro obras de arte es su origen, y es que todas fueron esculpidas por tres generaciones distintas de un mismo linaje: los Delgado.
Rafael Delgado Castro, quien se convertiría en padre y abuelo, fue el primero de los 3 en desplegar su potencial artístico al ejecutar El Kakuy, obra que inspiró en gran medida a su hijo, Roberto Delgado, quien utilizó su talento "genético" para llevar a cabo el Cristo Redentor y la estatua de Francisco de Aguirre, dos hitos de la escultura santiagueña.
El último de las tres generaciones, Roberto Rafael, fue quien continuó con el legado al crear el Monumento al Maestro, sito en la plaza homónima que se encuentra en Belgrano y Balcarce. Además, en vida se enorgullecía de mantener un taller de casi 80 años, en el que aprendió el oficio de su padre y abuelo. "Cada herramienta del taller me invita a usarla, cien obras de mi abuelo y de mi padre me contemplan en este recinto, cada una de ellas es un libro abierto que condensa experiencia y sacrificio", mantenía.
En este Día del Escultor, honramos a nuestros exponentes recordando sus prominentes trabajos que a día de hoy continúan brindando identidad y cultura a nuestra provincia.
