Ayer se recordó el Día Internacional contra el acoso escolar (“Bullying”), con el objetivo de concienciar sobre el riesgo de sufrir o atravesar este tipo de acoso o experiencia, en paralelo de la importancia de buscar los mecanismos para evitarlo, esto que se ha convertido en un terrible peligro para la población infantil y juvenil. Al respecto, brindó su mirada la licenciada en psicología, Ana Suárez.
“Se trata del uso de la intimidación hacia una persona. En todos los casos, este acto está destinado a dañar, intimidar o coaccionar a una persona. El bullying suele convertirse en un patrón que puede tomar la forma de agresiones verbales, físicas, y psicológicas. El hecho que se produzcan episodios de bullying tiene diferentes causas, múltiples y complejas. La familia es uno de los más determinantes, ya que es a través de la misma donde se aprenden los primeros modelos de comportamiento”, indicó.
“Un menor expuesto a violencia familiar puede aprender que el mundo sólo se divide en agresores y agredidos. El estrés en el seno familiar, los problemas emocionales de las figuras parentales, la falta de comunicación y falta de límites, son determinantes que generan el bullying”, remarcó.
En la misma línea, explicó que “el entorno escolar es el otro gran foco, del equipo de profesores, directivos, dependerá en buena medida, en estar atentos a posibles víctimas del acoso escolar, teniendo en cuenta las características que posee cada alumno, y actuando con responsabilidad ante las diversas situaciones que se presentan. Uno de los tipos más frecuente del bullying, es el ciberbullying que suelen ser diversos: mensajes anónimos, creación de páginas web o blogs que ridiculizan a la víctima, suplantación de identidad para conseguir confesiones de la víctima que luego se publicarán, etc”.
“El contenido en sí suele ser muy diverso: vídeos grabados sin que la víctima sea consciente, críticas de la religión que practica, sobre su orientación sexual, sobre su procedencia, sobre su nivel socioeconómico, sobre su apariencia física, etc., montajes fotográficos, entre otros”, agregó.
Por último, señaló: “Es importante señalar que también se pueden agregar como protagonistas a los espectadores, más en situaciones vinculadas en las redes sociales, en la que las personas comienzan a compartir un vídeo o fotografías, con el objetivo de generar daño a la persona, y fomentar la violencia”.