Son las historias de los protagonistas que vivieron en carne propia lo que es estar lejos de casa, con el frío que carcomía su ser, pero con el sentimiento a ultranza de sentir que estaban en aquel lugar por un bien que era más grande que ellos.
Continúan los relatos en primera persona de aquellos héroes que, en este caso, son santiagueños de la ciudad de Frías.
En primera persona
“Mi nombre es Juan Carlos Sayes”, comienza el relato el excombatiente. “Cuando comenzó la guerra tenía 20 años porque entré con 19, ya que cumplo en febrero”, recuerda Juan Carlos, hoy con 60 años y una mirada que esconde una vida llena de experiencias.
“Al llegar a mi casa no había nadie de mi familia, mis padres estaban trabajando. Esperé en la casa de unos amigos hasta la tarde. El primero que volvió fue mi papá, como a las 17. Mi mamá salía de trabajar a las 20 y no sabía que yo la estaba esperando en casa. Cuando llegó, abrió la puerta de nuestro hogar y al ratito salí yo de mi pieza... Fue lo mejor que me pasó, verla a ella. En su abrazo, en su amor, en su llanto, en sus caricias, me di cuenta que estaba en casa, que había vuelto”, relató sentidamente hoy un héroe argentino.
El abrazo más esperado
“Mi nombre es Ramón César Bustos”, dijo un excombatiente que allá por 1982 era solo un joven friense.
Así pues recordó: “¡Llegué a casa! Nadie sabía nada, a mí me recibió mi madre que estaba con los ojos hinchados porque estaban volviendo soldado de Malvinas, pero el hijo, que era yo, no llegaba. Mi madre que hoy está en el cielo nunca me permitió contarle lo que yo viví en Malvinas. Ella me decía: ‘No hijo, yo sé todo, no quiero que me cuentes nada’”.
“Esto es algo de mi historia, pero en realidad es larga y muy dolorosa. No somos excombatientes, somos veteranos de guerra. Nosotros no somos héroes, lo son los que quedaron allá en esas tierras heladas de Malvinas”, dijo Ramón Cesar Bustos quien compartió su relato a Cristian Barrionuevo Ruiz, director de Cultura.