La ciudad de Frías, una de las principales del interior de la provincia de Santiago del Estero y con un sentido de estricta justicia, bautizada como “Ciudad de la Amistad”, hoy cumple 147 años de vida fecunda y que se proyecta hacia el futuro como una de las más importantes del Noroeste. Poseedora de una rica historia íntimamente atada al desarrollo del ferrocarril desde fines del siglo XIX, que no siempre estuvo debidamente documentada, pero que ha sido tratada de ser descifrada por estudiosos como la Dra. Amalia Gramajo de Martínez Moreno, el periodista Luis Alberto Yudi y más aquí en el tiempo por el Dr. Jorge Ariel Farías, entre muchos otros, que trataron de descubrir lo que el tiempo trató de ocultar.
Es la misma ciudad que desde hace 147 años comenzó como un pequeño caserío denominado Villa Únzaga, en lo que hoy es conocido como El Remansito y más adelante se trasladó hacia la por entonces flamante Estación Frías y, a partir de allí, se dio la consolidación y expansión de la misma, primero con la llegada de los gringos y el rudo trabajo en el monte santiagueño, le siguieron las curtiembres y una de las actividades que sigue siendo fundamental hoy en día: el comercio. Todo favorecido por las grandes corrientes inmigratorias que trajeron a nuestro país y a Frías especialmente italianos, españoles y quienes se dedicaron casi exclusivamente a esta actividad comercial: los sirios y los libaneses.
Consolidación
A partir de la década del 30 llegaría la fábrica de cemento de don Alfredo Fortabat, cuya materia prima era abastecida desde las canteras de Ancaján y Albigasta, que marcó un antes y un después en el desarrollo económico de la región hasta que la misma fue trasladada a la vecina provincia de Catamarca, beneficiada con la Ley de Promoción Industrial, en el año 1982 hacia la localidad de La Calera, a 40 kilómetros de Frías.
Todo lo demás ya es historia conocida, los vaivenes de la economía de los últimos años harían mella en la frágil economía de la ciudad.