En momentos difíciles, donde los obstáculos parecen multiplicarse, los logros personales y las esperanzas en jóvenes que son el futuro, aparecen para contrarrestar la balanza en la sociedad. Frente a esto, el ámbito de Salud de la Provincia está de fiesta, porque el primer estudiante de la primera cohorte de la carrera de Medicina de la Universidad Nacional de Santiago del Estero, Nahuel Ávila, ha logrado rendir todas las materias y completar toda su trayectoria. Ahora solamente le queda el período de residencia para poder ser graduado.
Nahuel es oriundo del barrio Eliseo Fringes, de la ciudad de Frías (Departamento Choya), allí vive con sus padres y sus tres hermanas mujeres; Él como hermano mayor, ha tenido la responsabilidad y el compromiso de llevar adelante los valores, las enseñanzas y todos los sentimientos que les transmitieron tanto su mamá como su papá. Una de sus hermanas también estudia la carrera de medicina, se encuentra cursando el cuarto año.
Desde la humildad y los escasos recursos, han mantenido su familia unida y ese entorno pudo contenerlo a Nahuel en el difícil camino que le resultó la carrera.
Con tan sólo 23 años, este joven estudiante pudo completar su recorrido en Medicina, en tiempo y en forma, ya que culminó sus estudios secundarios en el año 2015. Su familia no tenía dinero para enviarlo a estudiar a otra provincia, porque su meta desde siempre fue estudiar para medicina y ayudar a las personas.
En 2016, justamente se dio la posibilidad en la provincia de abrir la carrera, dependiente de la Facultad de Humanidades, Ciencias Sociales y de la Salud de la Unse, lo que le significó una oportunidad que no debía dejar pasar. De tal manera, con todo esfuerzo y el de su familia, pudo venir a ciudad Capital para iniciar ese importante desafío.
“Ha sido una carrera muy sacrificada, la verdad, pero estoy inmensamente feliz. La mayor parte del día me la pasaba estudiando, leyendo, haciendo resúmenes. Así me perdí muchos fines de semanas de salidas, de reuniones con amigos, de festejos y demás. Me perdí también de muchos partidos de fútbol y reuniones con mis amigos y compañeros. Pero todo esfuerzo tiene su recompensa”, relató Ávila.
“Siempre quise estudiar esta carrera, desde que estaba en la secundaria me interesaba la medicina y el hecho de poder ayudar a los demás; Principalmente a las personas que más lo necesitan, que no tienen recursos para ello. Estar cerca de esa gente, porque la salud es primordial en esta vida”, contó.
A su vez, indicó: “Cuando pensaba en estudiar esta carrera, también era consciente que mi familia no iba a poder ayudarme para ir a otra provincia a estudiar y cursar la carrera. Pero justamente, se dio la posibilidad de iniciar la carrera aquí en Santiago y eso fue una gran ayuda. Por eso es destacable tal decisión por parte de las autoridades provinciales, especialmente del gobernador Gerardo Zamora y de la senadora nacional, Claudia Ledesma Abdala de Zamora, que tuvieron una mirada y una proyección de gran importancia”.
Cuando Nahuel inició la carrera, tuvo que alquilar en una pensión durante todo el primer año del cursado. Allí le tocó compartir espacio con otros estudiantes, pero su motivación y metas seguían firmes más allá de las vicisitudes. El quinto año le tocó cursarlo virtualmente, debido al contexto de pandemia y así pudo finalizar esa etapa relevante.
El paso a seguir es iniciar la práctica profesional durante ocho meses, que inicia ahora en agosto, para luego inscribirse y concursar con la residencia en Cirugía General, en el Hospital Regional. Ese es su próximo objetivo y su sueño.
“Ese es mi sueño, es mi objetivo, poder estar en esa área y ayudar a todas las personas que pueda. Me interesa mucho observar el vínculo y la cercanía que toma el médico, el profesional para con los pacientes, es una relación fundamental en todo tratamiento y en toda atención de la salud”, destacó.
Una etapa importante en ese camino, tuvo que ver con el impacto que le generó el ingreso a las Upas y hospitales en el segundo año de la carrera. En paralelo, supo construir y entablar amistades, sumado a personas que fueron pasando en todo el proceso que también le ayudaron y confiaron en que lo iba a lograr.
Asimismo, concluyó Ávila: “Quiero agradecer principalmente a Dios por nunca abandonarme, luego a mi familia que son mi pilar fundamental y fueron importantes en todo este proceso; luego, obviamente a mis amigos, compañeros de la carrera, profesores, docentes que me marcaron, que me dieron un consejo y el aliento necesario para seguir y nunca bajar los brazos”.
