El presidente de Argentina, Javier Milei, confirmó su participación en la ceremonia de asunción de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos, programada para el próximo 20 de enero en Washington. La invitación, inédita en términos diplomáticos, subraya la cercanía ideológica y personal entre ambos líderes.
Un gesto inusual que refuerza la sintonía ideológica
Trump, quien asumirá su segundo mandato tras derrotar a Joe Biden, decidió romper con el protocolo oficial al extender invitaciones a líderes internacionales, incluyendo a Milei. Este gesto sin precedentes destaca la afinidad entre ambos mandatarios, evidenciada en anteriores encuentros como el realizado en febrero de 2024 en la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC), donde Trump respaldó públicamente la candidatura presidencial de Milei.
Junto al presidente argentino, también fueron invitados Xi Jinping (China), Giorgia Meloni (Italia) y Nayib Bukele (El Salvador). Aunque aún no se ha confirmado la asistencia de los demás mandatarios, la presencia de Milei ya está asegurada, marcando un hito en su relación con el líder republicano.
Impacto en la agenda internacional de Milei
La invitación, recibida por canales informales, llevó a Balcarce 50 a reorganizar la gira internacional del presidente argentino, que inicialmente contemplaba visitas a Davos (Suiza) y Tel Aviv y Jerusalén (Israel). Aunque se espera una confirmación oficial desde Washington, el gobierno argentino ya trabaja en ajustar los detalles logísticos para la participación de Milei en el evento.
Un evento que marcará la agenda global
La ceremonia de asunción de Trump no solo será un acto político relevante para Estados Unidos, sino también un escenario clave para reforzar alianzas internacionales. La presencia de Milei podría consolidar su vínculo con el ala conservadora global liderada por Trump y otros mandatarios afines, como Meloni y Bukele.
En un contexto global cada vez más polarizado, la relación entre Milei y Trump podría influir significativamente en las dinámicas diplomáticas de los próximos años, reforzando un eje conservador que desafía los parámetros tradicionales de la política internacional.