El escándalo desatado por el senador Edgardo Kueider, detenido en Paraguay con más de 200.000 dólares sin declarar, ha generado una profunda crisis política en la Casa Rosada. El caso, el primero de su tipo en la historia argentina, no solo compromete al gobierno en un momento delicado, sino que también afecta la imagen del estratega Santiago Caputo, pieza clave en la articulación política del presidente Javier Milei.
Un golpe político y mediático
La detención de Kueider sacudió los cimientos del oficialismo a pocos días de cumplirse el primer año de gestión. El senador, conocido por ser un aliado estratégico del gobierno, jugó un rol crucial al aportar su voto para la aprobación de la Ley Bases, en medio de rumores de pagos de coimas millonarias. Ahora, el escándalo ha monopolizado la agenda mediática y puso en evidencia las dificultades del oficialismo para manejar la crisis.
Santiago Caputo, responsable de la articulación política y mediática del gobierno, enfrenta críticas internas por no lograr desviar la atención del caso. Según fuentes cercanas a la Casa Rosada, el asesor ha intentado implementar diversas estrategias para minimizar el impacto del escándalo, pero sin éxito.
El dilema de la Casa Rosada
El gobierno se encuentra en una encerrona política: no puede defender públicamente a Kueider sin comprometer aún más su relato de transparencia y lucha contra la corrupción, pero tampoco puede apoyar su expulsión del Senado, ya que asumiría en su lugar Stefanía Cora, una legisladora cercana a La Cámpora. Esto fortalecería al interbloque liderado por José Mayans y Juliana Di Tullio, que podría alcanzar con facilidad una mayoría clave en el Senado.
El propio presidente intentó desvincularse del caso al sugerir que Kueider era responsabilidad de Cristina Fernández de Kirchner, algo que la exmandataria desestimó tajantemente. "Si hubiera sido mío, no votaba la Ley Bases, querido. Te gusta el durazno, pero no la pelusa", respondió Cristina, dejando en claro que el senador no pertenecía a su órbita de influencia.
Intentos fallidos para cambiar la narrativa
Desde la usina de Caputo, se han impulsado varias estrategias para desviar la atención mediática, desde la cancelación de beneficios para jubilados hasta el despido de la directora de la AFIP. Sin embargo, ninguna de estas iniciativas logró desplazar al caso Kueider del centro de la escena. Como señaló un dirigente cercano al oficialismo, "esta vez la táctica de esconder un elefante en una manada no funcionó".
El caso Kueider no solo compromete la gestión actual, sino que también pone en duda la capacidad del gobierno para manejar escándalos de alto impacto en un contexto de creciente polarización política. Mientras el oficialismo busca recomponer su imagen, la crisis sigue escalando, dejando a Santiago Caputo y al presidente Milei bajo una presión sin precedentes.