El PRO cada vez se hunde más: este viernes, la líder de licencia del PRO y precandidata presidencial, Patricia Bullrich, fue denunciada por administración fraudulenta y severas transgresiones a la Ley de Financiamiento de Partidos Políticos. El querellante fue nada menos que Ricardo Nissen, el inspector General de Justicia.
Los argumentos de la denuncia señalan que el partido político amarillo contó con un financiamiento privado (es decir, de aportantes humanos y personas jurídicas) de más de 40 millones de pesos, cuando el máximo monto permitido de privados es de poco más de 3 millones por año calendario en el distrito Capital.
Además, está prohibida por ley (específicamente, la 26.215) la recepción de donaciones de empresas que exploten los juegos de azar, condición que incumplieron al recibir fondos de las asociaciones Casino Melincué S.A y Casino Puerto Santa Fe S.A. Las actividades que desempeñan son obvias.
Un dato no menor es que su mano derecha y armador político es nada menos que Gerardo Milman, el diputado que fue denunciado y quien habría dicho "cuando la maten (a Cristina Fernández de Kirchner) yo voy a estar camino a la costa", lo que complica todavía más las ambiciones de Patricia Bullrich y, a su vez, deteriora la imagen del partido y coalición que integra.
"La información recolectada permite concluir que la asociación civil ha desplegado acciones ajenas a su objeto social y ha sido utilizada para fines distintos para los que se le otorgó autorización para funcionar", asevera Ricardo Nissen.
Todo apunta a que el PRO va a tener una difícil recuperación después de todos estos escándalos, ya que María Eugenia Vidal fue denunciada también por maniobras fraudulentas en su campaña durante 2017, y plantea bajarse de la carrera.
La causa recayó, por sorteo, en el juez federal Sebastián Ramos (que interviene también en el escándalo de Lago Escondido) y el fiscal Carlos Stornelli, y la solicitud a priori es remover a Bullrich de su cargo, aunque actualmente se encuentra de licencia.
Por Facundo Xavier Ferrera Flores, para Nuevo Diario