Mientras Matías Loto sigue prófugo, la Policía y la Justicia procuran encontrarlo, por lo que se dispuso una orden de captura nacional e internacional. Pero no hay rastros del presunto femicida de Carolina Ledesma. En la vereda del frente está la familia de Carolina, que aún no encuentra una explicación para su brutal y despiadada muerte.
“Caro”, como le decían sus amigos y familiares, se había recibido de agente sanitario en diciembre del año pasado. Quería ser maestra. Vivía sola en una casa de su madre, en el barrio Norte, sobre calle Almirante Brown de la ciudad de Fernández, departamento Robles.
Estuvo de novia durante cuatro años con el hijo de una reconocida familia de comerciantes de la “Capital del Agro”: Matías Loto. El último lunes, fue hallada muerta en el interior de su vivienda por su padre. Desde ese día, el femicida se encuentra prófugo de la Justicia.
En diálogo con Nuevo Diario, Sonia Cruz reveló una de las charlas que mantuvo con Carolina: “Ella me contaba todo a mí. Un día me dijo ‘ma, este es un buen año para mí. Me siento bien. No me siento mal, porque sin ‘Pato’ (por Loto) estoy bien. Puedo salir, andar. Puedo juntarme con mis amigas. Puedo hacer todo lo que no podía hacer porque él no me dejaba”.
Conmocionada, Sonia remarcó: “Es un dolor muy grande, mi hija vivía siempre maltratada. No quería que lo denuncie a ese chango (por Loto) que no me gustaba. Yo he hecho que se separe. Hacía un mes que ya no estaba con él”. Al tiempo que agregó: “Yo le decía a mi hija: ‘ese chango no está bien. Es enfermo. Fijate Caro’”.
“Él no tenía que acercarse. Se ensañaba con ella. Él vivía ensañado con ella. Ella no podía ir al baño, porque él la seguía. No podía hablar con unas chicas, porque él no se lo permitía. Él le decía esto o aquello. Le decía: ‘Caro no es vida eso’. Pero me decía ‘sí ma, él me dice que va a cambiar. Que no lo va a hacer más’. Siempre le decía ‘Caro cuidate. Caro no salgas. Ella me dijo, ma yo tengo que salir’”, puntualizó la mujer. Luego manifestó: “El domingo a la noche, viniendo de vóley, me dijo ‘ma, me voy a dormir’. Andaba bien, tranquila. Me dijo ‘él no me ha molestado’. Pero él estaba ensañado. No le perdonaba nada. No quería que nadie se le acerque. Quería que ella sea solo para él, que ande por detrás de él. No quería que ella tuviera roces con nadie”.
La Policía continúa la búsqueda del sospechoso de femidio.
