Al borde de la muerte, una mujer encontró a su hijo de apenas tres años. El menor introdujo la cabeza entre los barrotes de la cama, donde sufrió un cuadro de asfixia y fue hallado inconsciente y con los signos vitales bajos. Está internado en terapia intensiva, peleando por su vida.
Cerca de las diez de la noche del domingo, los efectivos de la Comisaría Comunitaria 45 se encontraban de recorrido de prevención por el área de competencia. Mientras circulaban por el barrio Smata, en calle José de Calasanz, fueron interceptados por un grupo de vecinos.
En crisis de nervios, alertaron a los efectivos que estaban esperando un vehículo para trasladar a un niño que estaba mal. El menor estaba en los brazos de su madre. La víctima tiene 3 años y estaba inconsciente y con signos vitales bajos.
Sin perder ni un minuto más, los “guardianes del orden” abordaron a los padres y al menor en el patrullero y alertaron a sus pares para pedir colaboración que le abrieran paso mientras trasladaban al menor a un centro de salud de la ciudad Capital.
En el camino, los policías le realizaron reanimación cardiopulmonar (RCP) hasta que fue ingresado a la urgencia. Fue asistido por los médicos de guardia, quienes indicaron que el menor había sufrido un paro cardiorrespiratorio por sofocación, de acuerdo con las lesiones que presentaba en la zona del cuello. Fue estabilizado y quedó internado en la unidad de terapia intensiva, en observación bajo control médico.
Ante la situación, los progenitores del menor indicaron que minutos antes, el niño se encontraba jugando con familiares en una de las habitaciones. Accidentalmente, habría introducido la cabeza entre los barrotes de la cama y, posteriormente, al intentar sacar sin avisar a los adultos por temor a que lo retaran, terminó sufriendo un cuadro de asfixia.
Sus padres lo encontraron inconsciente y con signos vitales bajos.
