En 13 de octubre de 2018, Ariel Norberto García abusó de Carolina y después la mató. El crimen ocurrió dentro de la habitación de un hotel alojamiento en Florencio Varela. Dentro de esa habitación, García violó salvajemente a Medina: utilizó una botella rota hasta dejarla inconsciente. La mujer de 25 años estaba embarazada de 8 meses, era mamá de dos nenes y murió desangrada.
En marzo de 2022, condenaron al asesino a prisión perpetua por el femicidio de Carolina Medina. El agresor fue declarado culpable de una serie de delitos escalofriantes: abuso sexual con acceso carnal seguido de muerte, homicidio triplemente agravado y aborto por la muerte del bebé que gestaba la víctima. Durante el juicio, uno de los empleados del hotel “Susurros” contó que vio cómo García escapaba y detalló que tenía las manos ensangrentadas. Al ver esta rara situación, los empleados del hotel entraron la habitación y se encontraron con la víctima sin vida rodeada de un charco de sangre.
El novio de la víctima se enteró se su muerte cuando fue a denunciar su desapariciónLa víctima recién pudo ser identificada dos días después, cuando Alfredo Humberto Roldán —su pareja— se acercó a una comisaría de Florencio Varela para denunciar que su mujer había desaparecido. El hombre contó que su pareja estaba embarazada y que no la veía desde las dos de la madrugada del sábado anterior. Fue en ese enotonces cuando los policías contactaron a los investigadores que se encontraban en el hotel alojamiento.
Alfredo Humberto Roldán fue trasladado a la morgue judicial donde tuvo que reconocer el cuerpo de su pareja, quien murió de una hemorragia. Además le contaron que el hijo que estaba esperando también había fallecido. Ese mismo día, investigadores del caso, encontraron y detuvieron al femicida, quien se encontraba escondido en la casa de su ex pareja. Quien lo terminó entregando fue su papá.
Después de haberlo detenido por el femicidio de Carolina Medina, la justicia descubrió que había cometido dos crímenes antes del de Medina: el de Belén Natalia Soltelo y el de Silvina Miño.
Sotelo fue asesinada el 29 de noviembre de 2010 en la casa de García en Quilmes. Él declaró que la mujer le había querido robar y utilizó un destornillador para darle tres puntazos. Al igual que Carolina, Natalia murió desangrada. La justicia consideró a este caso como uno de homicidio en legítima defensa y el femicida quedó en libertad.
El otro caso es el de Miño, quien desapareció en enero de 2017. La mujer se tomó un remís hasta la casa de García y juntos se fueron a una fiesta. Más tarde, pasaron por un hotel alojamiento y él regresó a su casa (según su relato). En el camino, dijo que la dejó en la parada del colectivo y que no la volvió a ver. Los investigadores lo tomaron como principal sospechoso, pero no pudieron encontar pruebas suficientes para acusarlo. El tiempo pasó y Silvina nunca apareció.
