Gonzalo Castro, un joven de 23 años oriundo de Concepción (Tucumán) hizo público su caso, denunciando que mientras trabajaba como "seguridad", una escopeta con balas de goma se disparó y perdió dos dedos de su mano.
Según contó Castro, él es un civil contratado por un policía para hacer servicios adicionales.
El agente lo contactó, y tras aceptar la propuesta, lo derivó al Club Huirapuca para comenzar a realizar su tarea, que consistía en rondar las instalaciones de 22 horas a 7 de la mañana.
En su primer día de trabajo, el policía le entregó una escopeta de balas de gomas, sin advertir que el joven no tenía conocimiento en uso de armas, lo que resultó en una tragedia ya que según el testimonio de Castro, cuando se le entregó el arma, la apoyó sobre un escritorio, esta se disparó accidentalmente, impactó en su mano y perdió dos dedos.
