Las averiguaciones realizadas por la Policía y los recorridos por inmediaciones del domicilio del sospechoso, dieron sus frutos. Un sujeto de 37 años terminó en una celda tras comprobarse que intentaba comercializar los bienes que había sustraído en el barrio Colón. La tenaz predisposición de los efectivos pudo más que el particular ardid utilizado por el delincuente.
Todo dio inicio cuando un vecino del barrio antes mencionado se presentó ante las autoridades policiales para denunciar el robo del cual fuera víctima en su propia casa, durante la madrugada del sábado último.
De acuerdo con lo manifestado por el denunciante, mientras dormía junto a su familia, una visita indeseable llegó a su domicilio. Al amparo de la noche, el desconocido trepó la pared, rompió el candado del portón metálico y liberó al perro de la familia.
Una vez en el interior, el malviviente se apoderó de una amoladora Bosh 800; un colchón inflable de 2 plazas y un aire acondicionado marca Philco de 4500 frigorías, y según los informes policiales no habría podido llevarse otros bienes debido a la presencia del can.
Luego de analizar las cámaras de seguridad instaladas en las inmediaciones, los investigadores obtuvieron un rostro que a esas alturas de las circunstancias les era familiar ya que tendría varias caídas en la comisaría por hechos similares que involucraban el escalamiento.
Solo era cuestión de horas para dar con él, y tras un recorrido por inmediaciones del domicilio del sospechoso, personal de las Unidades Tácticas Motorizadas y de la Brigada de Investigaciones Centro, coordinaron acciones en la zona que arrojaron un saldo positivo cuando lo divisaron en la intersección de Rivadavia y Capitán Nájera.
El sospechoso de 37 años llevaba consigo los bienes robados y tras un breve diálogo, los uniformados constataron que se trataba de los sustraídos oportunamente ya que este no supo justificar su procedencia y que al parecer intentaba vender entre sus vecinos.
Una vez finalizado el operativo se dio participación a la fiscal Carla León, quien ordenó que los bienes recuperados fueran entregados a su legítimo dueño.
Por último, la justicia también dispuso que la causa fuera recaratulada como "robo", debido a que se investigaba como un Hurto Simple.
Las razones son suficientes si se toma en cuenta que el denunciante habría mencionado que la noche del ilícito habían dejado abierto el portón de calle, pero las imágenes comprobaron que en realidad fue el delincuente quien habría destruido el candado, elemento que luego fue encontrado a dos casas de distancia y razón suficiente para un cambio de carátula.